martes, 31 de diciembre de 2013

Cuerpo de sal

Tiemblan los ojos bajo las sábanas del párpado. No pueden dormir, las olas le han contado historias que perturban su cielo en el porvenir. Por eso bailan, quizá desnudos, en la oscuridad de lo oculto bajo las sábanas de lino blanco con manchas de azul, de la tinta que ansiosa por recorrer no resistió suficientes segundos en el tintero, y se manchó para viajar por el hilo bordado y derrapar en la escalera que la conduce al mar. O quizá todo fue al revés.

Tener en la garganta
la purificación de sal
escrita en tus músculos.

Los dedos se deslizan lentos
los ojos no alcanzan a ver.
Solo está permitido sentir
en la orilla de la piel

un sol frío y húmedo
enredado en la espuma
vestido de mar.

Las pestañas silencian el temblor. Suaves pestaneos desdibujan el miedo o la ansiedad, esconden la desnudez de los trémulos globos oculares. Bailan al rítmico ritual de la calma de los músculos cansados por pisar la arena y la sal.
Ya no solo son los ojos y los párpados, las pestañas, soy yo entera la que, en la calma, tiembla al sentir el frío desnudo contra la piel en el cuerpo húmedo del agua que lucha con el calor de la atmósfera, y son mis sonrisas las que comulgan con los dioses y los demonios. Me fascina cuando los músculos tras la guerra hallan la paz sobre la arena, cuando mi aliento reboza de olas y mi lengua percibe en los labios los polvos blancos del mar. Saben a nieve de estrella, y solo falta ocultarse en la sábana de piel para poder recordar y soñar con otro aliento filtrándose en el mio, empapado de sal.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Miedo / Vacío

Tengo un miedo asombroso. Tan gigante y omnipotente que roza la hermosura, la poesía.
No sé. Esas dos palabras me defienden de las certidumbres de mi propio inconsciente, mi mundo se dibuja y desdibuja en torno a un cuerpo desnudo que alguna vez fue cubierto por un vestido. Todo se engrana, se encastra en el complejo mecanismo de un no-reloj, de lo negativo porque lo positivo es demasiado grande y me da mucho miedo. Miedo. Otra vez, me persigue en moto, en sombras, en sueños. En espacios ficticios donde por fin puedo enfrentarlos y convertirlos en un miedo real, miedo a las desnudez y al deseo de caricias y calor.
No sé. Quizá estoy más vacía de lo que pienso. Quizá el padre Paisius tiene razón y en mis infinitos saberes he perdido la vista del todo, he olvidado que la razón no abarca las sensaciones, los escalofríos, los calores inexplicables, las interferencia de besos que nunca llegarán. He perdido en infinito sobre el que habló Borges -o eso creo-, ese en el que vos crees sin saberlo porque vivís sin buscarle la respuesta a la ansiedad, a la concepción tan abstracta de la sangre en la venas. Los perdí todo y en vano busco recuperarlo encontrando tantas mentiras en el mundo, o mejor dicho tantas ficciones. Nada es real, nada es verdadero pero a la vez tantos creen en las mentiras que es imposible destruirlas sin destruir el mundo.
No sé. Quizá la palabra no esconde la realidad, pero sin duda es un medio para sentirla más allá, o como me ha sucedido a mi, para dejar de sentirla y hallarme más perdida que nunca al chocar de pronto con que lo que me generás o lo que yo misma me genero porque estoy vacía y llena de miedo.

En el centro de la ola
bajo la caída
mojada y desnuda
otra vez.
Tan perdida
pero hallada
en el medio del huracán
del abismo
en el punto justo
en la infamia
del equilibrio.

Ya no soy cuerpo
solo soy la sal
que trata de llenar
la inmensidad
del agua desnuda
sin ropa
al descubierto
expuesta
frágil.

Una
única pregunta
Una respuesta
disfrazada
en el centro 
en la periferia
de lo inconmensurable.

Solo queda la arena
vestida del sólido
que olvidó el mar.

Solo queda el vacío
más material y negro
que el miedo
de que nunca llegaré.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Instintos...

Aire duro
etéreo
pesado danza en el centro
del cementerio
                    o del sepulcro
...cómo saberlo.

Juega conmigo en el laberinto
deseo no-eterno
con el agua en los labios
y la sed en mi lengua.

Me regocija el alma
tocando la piel desnuda de las manos
caprichosas como niñas
corriendo en el parque santo.

Pongo en duda mi ser humano
cuando las moléculas danzantes
penetran tiritantes y peregrinas
en el refugio de mis orificios
inundando mi instinto
de vieja cazadora
de secreta serpiente vestida de leona.

Quizá solo el deseo
es un protagonista en esencia.
Vacía mi aspiración
de intrínseca decencia.

Mentiras
una tras otra
vuelan y ríen
cuando tu aliento inspira el mío
y nunca llega a acariciarlo.
Ira
fuego ensordecedor
en negro traje de desilusión
continúa el viaje eterno
entre vos y yo.

martes, 17 de diciembre de 2013

Deshojarse...

Ya no deshojo margaritas
me parece insulso
porque los pétalos son muy blancos
y después de la tercera ya conozco el resultado.

En el afán de perdurar en tradición
invento juegos nuevos
y sigo con las esperanza prendida
en el último pétalo.

Pero no
ya no deshojaré más margaritas.

Me gustan otras flores que tienen más color
que me hacen acordar más al amor
o a la intensidad
o a la poesía.

Aun así
no me escaparé del todo
deshojaré rosas
de pétalos bordó y pimpollos oscuros
con espinas
para que mientras desnudo su esencia
me desnuden las manos

Así, su último pétalo será verdadera ganancia
fundida en mi sangre
que baña su desnudez
en el centro de mi despojo
envuelto en los mil pétalos
rojos y blancos,
de rosas y margaritas marchitas.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Con la cabeza hirviendo


Tengo ganas de meterme al mar.

Iría corriendo semi-desnuda (me cohíbe la moral)
las veinte cuadras que tengo de mi casa hasta la costa.

cantando algo
con ojos de loca
y filtrando interjecciones
que después pensaría como adjuntos

y entonces
me acordaría de Gramática

y de que tengo exámenes
y sufriría
por eso no voy.

---
Quizá me pegó mal el surrealismo y la culpa de ser una mala profesional... no sé
Quizá los treinta grados de pesadumbres que me taladran
que me anhelan perforar.
Me duele y estoy cansada
porque me cuesta ver más allá
porque tengo pánico al día en que tendré que dar ante el juez mi veredicto final.

Solo tengo palabras
consideradas por más de uno como vacías
Solo tengo un par de testigos
de mi fiebre atolondrada por nimiedades.
Solo tengo finales
y nunca fui buena para dejar atrás.
Solo tengo el cansancio
que me bloquea los ojos
y ya tengo demasiado con las pocas certidumbres de pensar.

---

Y lo más gracioso
es que ni en este estado te olvido
que te veo en todas las palabras
en la fiebre y el no-olvido
que te imagino caminando por esos caminos
en los que te busco y no te encuentro
alumbrado por los faros de mi encuentro
vestido de azul con perfume verde y amarillo.
 En una de esas vuelo
para encontrarte un poquito
y de paso me río porque sinceramente
lo necesito.
descargo tensiones
floto, me proyecto
con la cara del soplón del viento
esperando orgullosa algún premio
o por esfuerzo
o por vanidad
o porque Pavlov me enseñó la espera
y se me cae la baba como a su perro.
Queseyó
es tan basto el destiempo
que no me faltan las ganas de perderme en el desvelo
y dejar de pensar un segundo en las teclas
y en el aburrimiento
Tengo ganas de soñar 
para que el sueño
sea por una vez verdadero
y que las caras que imaginen me esperen en ese lado
de lo que se le puede decir cielo.
Y morir, y vivir, y morir, y revivir
todo al mismo tiempo
en el que vuelo para encontrarte
perfumado de océano
y vestido de verde y amarillo
mendigo ciego
pero esperándome
en ese encuentro
donde tenés tantas caras que me pierdo
donde tengo mil abrazos distintos
para cada uno de tus dedos
y sigo sin saber
y me convierto
en parte de esa tierra que ya no siento
en la inmensidad de todo lo que quiero
en tus ojos
y en las palabras que no puedo abandonar
y que no quiero.
Y me encuentro en el medio del amor
como paisaje viejo
en sepia, en rosa, en negro
pero en un rosa viejo
como las ilusiones de las que nunca escapé cuando era chica
aunque trataba de hacerlo.
Y de pronto si sé algo
sé que te quiero
con tus mil caras
con tu barba y con tu pelo
con tus carboncillos
con tu tintero
con tus juegos y tus golpes
te quiero
con tus gritos
demasiado feos que baño con el olvido y con fuego
pero te quiero
aunque ya no me mimes
aunque ya me mimaste
aunque nunca me viste
te quiero
porque sos uno en miles
te quiero
porque sos una amiga
porque sos algún deseo
te quiero
porque sos el cuerpo que habita en mi inconsciente
yo, con la cabeza hirviendo
te quiero.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Ruido

Ruido.
En medio de mi soledad
solo ruido
ruido sordo
acompañado con zumbidos
que perforan mis tímpanos
y no logran escapar de los oídos.

Ruido
en mi reclusión
solo escucho el ruido
que, como castigo
me recuerda, que en medio, vivo.

En mi centro, en mis latidos
solo hay ruido.
Amorfo
el más trasparente de los ruidos
todo sucio y corrupto
que no me deja seguir
que me invita a escapar
que me llena de frustraciones.

Ruido

y las puteadas atragantadas
con destinatarios definidos.
Ruido
a culpa, a zapatos
a guitarra, a gritos
a pensamientos
a pesadillas
a mis designios
a ausencias
a soledad
a hastío.
Ruido

como dijo Sabina,
"silencioso ruido".

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Isabel en los caballos

Hoy lloró por vos esa parte que nunca lo hace. Hoy, por una ventana empañada de vapor, te recordó. Pero fue distinto, no como esas veces ornamentadas de palabras y caprichos. Hoy lloró como esas contadas ocasiones donde es la verdad la que llora, la que se asoma a la orilla, la que realmente guarda el recuerdo del el calor y el afecto.
Es fácil llorar recordando lo vacío, borrando las puntas desgarradoras de la verdad, conservando solo lo bueno. Y como es fácil de inducir es la mejor manera de que no te vayas, de que te estanques mientras uno te pinta de héroe y el otro de sonrisa.
Pero no. Hoy lloró ese rincón de la conciencia que realmente te extraña, que tiene tatuados los sinsabores y los ínfimos instantes en los que te amó. Hoy lloró porque se acordó de cuando galopabas y los atravesabas con las herraduras de tus carboncillos. Hoy lloró porque dejó salir por un segundo lo que tiene sepultado bajo el universo, lo oculto, lo que realmente duele. Hoy lloró por el egoísmo de ser infeliz, por tenerte como excusa y porque realmente no estás. Porque te fuiste muy lejos y no lo puede superar, porque ya no tuvo que pensar un solo recuerdo tuyo para llorar.
Y te blasfemó mil gotas por cada centímetro de piel que va olvidando. Ya no recuerda que tan aguileña tenías la nariz ni si siempre fuiste tan flaca. Se le desdibujan los bordes de las primeras y las últimas imágenes, y te volvés difusa en su mente y te convertís en uno de los miles de desgarros en esa mínima parte del presente.

---
Mientras cruzo Strobel y esquiú
se oyen enteros los gritos
de mi garganta mojada
aquel día nublado
en que decidiste partir.

Por el vidrio sucio
reaparecen mil canciones
que rememoran
una a una la sensación
de saberte perdida.

Y corruptas
como todos los prófugos
se escapan dos gotas
inmundas de sal
que caprichosamente
lamen tus pasos.

---
Será que mientras me quejo
de quienes te atesoran
por guardarte con grilletes
soy yo quien te cercena
en el afán de retenerte.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Estado mental: Jane y el alrededor

Hoy, particularmente, me siento en una burbuja de cristal duro. A mi al rededor hay fuego, hay lo muy bien llamado "quilombo" mientras yo tomo el té junto a Jane, ambas sentadas mirando hacia el sol de arriba, imaginando bajo nuestros pies descalzos las maravillosas tierras de Pemberley.
 -Ventajas de estar casada- dice Lizzie riendo mientras por los ojos se le escapa un brillo hacia Darcy que se encuentra mirándola a lo lejos desde el borde del río (sí, es una burbuja grande).
De este lado, seguimos con Jaime, Jane y su comitiva dilucidando la mejor forma de enfrentar todos esos inventos verosímiles que crearon a su al rededor. No estoy segura de porqué pero cada palabra que escucho hace expandir mi burbuja y me hace aún menos consciente de mi alrededor.
Alrededor... el concepto crece proporcionalmente a la burbuja y mientras más lo olvido más trata de aparecer en sonidos, en noticieros, en estados de Facebook, en la pregunta de mamá, en la preocupación de papá.
Y entonces yo me acuerdo de que los términos "alrededor", "sociedad" y sus campos semánticos (propiciados por mis escasos aunque funcionales conocimientos de marxismo) me resultaban interesantes. Por lo que me disculpo con mis amigos del té y me retiro un segundo, sin faltar a la ceremonia de la educación y el saludo (Jane es moralista, así que con Jaime decidimos comportarnos bien para no incomodarla, nos es más placentero que forzoso).
Al asomarme en el diminuto recoveco de la burbuja donde todavía puedo ver el mundo la ceniza me hace estornudar. Miro las corridas, las balas, los vidrios rotos y mis dudas sobre la propiedad; pongo en jaque mis ideas pero no logro reconciliar muchos de mis sentimientos. Me invade la profunda tristeza de ver que nadie lucha enserio, que las manos toman mucho más que lo primero y se justifican en el capricho. Un oscuro punto, una aguja me inyecta de amargura sembrándome la irremediable necesidad de volver a mi burbuja. Pero el saber que volver no es cambiar el alrededor sino ser cómplice en el desconocimiento me genera un conflicto interno que me recuerda a la lucha de Elizabeth al leer a Darcy, generando un cambio en su actitud, una maduración al poder separar sus prejuicios y preceptos de la acción real y generar una verdadera integración mediante la aceptación.

Escribo sin pensar demasiado las palabras mientras mis dos extremos me arrebatan. Quizá debería escuchar lo que alguna vez leí de Camus y dejar de separar el arte del mundo... al fin y al cabo si el arte no tiene una función social yo no vería a Austen en las relaciones del mercado.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Estoy encaprichada
el sentimiento de furia e impotencia
me atraviesa de manera inevitable
                                           catastrófica
                                                   catatónica
Quizá sigo siendo la niña que pensé que fui.
Quizá simplemente soy así,
un arquetipo de persona demasiado matizada
llena de bordes, demasiados límites
que me arrebatan la forma y me desintegran.

Quizá soy demasiado unidimensional
y no puedo aceptarlo
por eso me impregno de palabras complejas
de trascendencias, de ideales
de vahos exóticos
de miles de clichés aspirantes del estilo elevado que usó
mintiendo, como todos, Dante
                                         o algún otro.

Pero quizá aún estoy encerrada
en el centro de lo incomprensible
y cada sílaba es un grito callado
en medio del cataclismo, del sismo
                                          descompensador
                                                          ficticio
                                                              real
mientras el sonido son las murallas chinas
que me contienen evitando que rebalse
que me exceda,
que viva más allá de mis límites pequeños.

Por eso me encapricho
en vencer mis ataduras
pero me someto a abandonarme cuando fuerzo
el destino de mis dedos en las letras
cuando castigo al verbo más puro
por no dejar de parafrasear mis mismas promesas.

Quizá la solución simple es ser
ser agua, tierra, fuego
o aire
probar y degustar cada molécula del mundo
para descubrirme sensorial, metafísica, mentirosa
como me devuelva el espejo en mis infinitas formas
en mis limitados átomos que nunca se quedarán quietos
que no me dejarán jamás descansar en paz.


jueves, 5 de diciembre de 2013

Simpatías de papel

Watson,
 Ron, Roran, 
Charlie, 
Darcy, 
Aguilufo,
Watson,
Mauricio, Pablo
Sirius,
Beowulf,
Knightley...

Podría seguir mil años y los seguiría amando, 
construyendo y desconstruyendo
La literatura tiene esa forma seductora de dibujar esbozos de lo deseado. 




-Quizá por eso te escribo tanto...

- capricho -

Me desperté con un nombre en la boca
no era el tuyo
y en la ironía de abrir los ojos
eso, fue lo único que pensé.

con la deuda en el medio de mi entraña
muriendo por volar
pulsando en el centro de las letras
que me sentencian a matar.

Un día, de los contados
me dijiste, sin labios
que te fascinaba lo desconocido
que oculto bajo el velo vacío te desconcierta
te atrapa, te vence
fue irónico, porque no te gusta perder.

Desde esa vez
que me rompo la cabeza
que deshojo mis propias pestañas
que desmiembro mi entereza
por ser el desconcierto
como víctima de mi propias bajezas.

Y se que es en vano
porque no por hermoso
sale el sol.


sábado, 30 de noviembre de 2013

Palabras vacías

Abundo en la mentira. Nazco y renazco en la inmensidad del lenguaje, de las palabras y los gestos. Me defiendo con una coraza marchita y vibrante que me recorre. Solo soy eso, la coraza, el vacío, el ornamento; y es justamente eso lo que me hace plena, concentrada y concisa. Porque en el medio del vacío, en el centro mismo de las palabras prescindibles me escondo en la más insulsa de las sílabas, me refugio con miedo a desnudarme de una sola vez, con pánico de enfrentarme no al espejo, sino a mi misma integridad, a mi propia proyección. Por eso escribo, pro eso busco, por eso sigo mintiendo y actuando, fingiendo y viviendo cada paso de esta mentira sin igual que es el saber, el arte; solo para poder vislumbrar en la sombra la verdad oculta que se me niega de forma irremediable.
Pero aún más absurdo es saberme orgullosa de la mentira y de la verdad, de ser capaz de pensar en la utopía de la polaridad. Siempre fui una guerrera del gris, una bandera danzante a favor de los matices... pero hoy me descubro buscando algo a que agarrarme en el vaho da la incertidumbre, del existencialismo con el que describo todo, con mi incapacidad de centrarme en lo ínfimo. Así, a tientas, ciega y sorda, busco nunca muda entre las corazas de la palabras algo que me haga sentir tan viva como cuando mis dedos golpeaban las teclas mientras dudaban en crear la imagen vacía de todo. ¨Porque todo es vacío y eso es lo que llena, lo que se condensa y espesa en el centro, la masa, la baba, la arena.
Si. Todo se condensa mientras las palabras siguen estando vacías.

martes, 26 de noviembre de 2013

Ser-soy

Ansiedad. Y esa manía insoportable que tengo de no despegarme de mis muertos, o mis vivos. Ansiedad, esa carrera constante por llegar al resultado, por desear la felicidad, el éxito o el oro en un instante. No importa cuantas frases hechas tenga en mi inventario, ni con qué avidez pueda aplicarlas a la vida ajena. Soy una máscara vacía, que se nutre por si misma, cuya identidad es la no-identidad.
Si. Ahora todo toma un poquito más de color: soy una máscara, soy multiforme y quizá eso me hace algo especial, puede que me dé la posibilidad de escapar un rato de todos los fantasmas que me persiguen con mi ser-máscara ensombrecido. Soy una máscara, soy las mil caretas que me definen aunque estas vagas certezas sean ínfima ayuda al devenir de mi existencia.
Porque en el momento en que se devela el "soy" se agota el misterio y la monotonía brota del centro de la hipócrita certeza. Incluso siendo un inagotable "soy" es monótono pensarse, más aún, cuando saberse es una de las mayores mentiras humanas, es un recorte inverosímil de la posibilidad inherente a ser hombre/mujer.


Ya me pierdo... demasiadas ideas en pocas palabras caprichosas. Solo sé, si es que existe el saber (frase hecha), a pesar de mi impaciencia y poca tolerancia a la incertidumbre, hoy no me quiero saber; quiero dejar abierta la puerta de la posibilidad y desplegar mis eternas máscaras a la infinitud del mundo. A lo mejor, en una de esas, me encuentro en vos.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Máscaras de Lucho

Me gustaría, para no romper con la costumbre, comenzar con mi "Quizá", pero vos y yo sabemos que no es así. Si fue el azar, si fue el universo, si fue esa ironía existencial que salpica a cada vida humana, poco importa dentro de la absoluta verdad: conocí la peor de tus máscaras.
No te ofendas, no te juzgo ni mucho menos te insulto por cambiar de vestido para cada actividad; es realidad que el uniforme siempre está aunque muchas veces escondido en la automatización del hacer. Era natural entonces que el padre, el poeta, el político, el abuelo, el amante, el hombre fueran distintos. Solo que me hierve un poco las venas el saber que me ofreciste la más árida de tus tierras. Tampoco te culpo, la sangre no se elige ni en pasado ni en futuro.

Tú, poeta
que te escabulles.
Te llevas contigo
el murmullo incierto
de lo que me espera.

Tú, poeta
ahuyentas en tus pasos
lo que a mi vuela.
Me robas los secretos
que me ciegan.

Tú, poeta
que eres más en las palabras
que en la vida,
acosadora lenta
y fría.

Tú, poeta
que encuentras el calor en la pocilga
repleta de ilusiones metafísicas
huiste de mi casa,
gigante vacía.

Vos, que no miraste
mis ojos que observaron
cada gota de sangre
negra que fluyó
tatuando
la hoja en blanco,
sembrando mapas cálidos
pautando nuestro encuentro
estando, siempre, del otro lado.

sábado, 23 de noviembre de 2013

En todas partes


Ya me hallo en la obsesión ¿o era acaso tu rostro el que encontré hoy en la calle? ¿o eran acaso tus manos la que vislumbre en el mate? ¿o era tu boca la que... 
-No.


Invasor
que entras y sales
en libertad
que vuelas, que invades
sin piedad.

Invasor
que se tatúa en los rostros
de la infinita inmensidad
en las pecas de los niños
en las risas, en la sal.

Invasor
eres casi sin saber
desde que te filtraste culpable
en el centro de este ser
que hoy te grita, te arranca
te busca
y te encuentra en la utopía
 de encontrarte en todas partes
en cada recoveco
en cada segundo
en cada pequeño detalle del mundo
que inocente, inconsciente
invadiste.

Invasor
que perdiste la libertad de vagar
sin la mirada
atenta de quien ama
amar el sonido de tus pasos.

Invasor
que vuela perdido en sus letargos
que sueña inocente y perfumado
hoy serán mis sentidos
los que soñarán tus pasos
en los míos.

Hacia la boca del lobo

Ya no importaba cuanto pudiese resistir, ni cuán duras habían sido las horas donde sus logros comenzaban a vislumbrarse. La luz, el anhelo, el capricho simplemente seguían tibios, palpitantes, vivos. Ya no podría oponerse, era inútil luchar contra la multitud del universo, con las fuerzas de cada una de las personas que la empujaban al punto cúlmine donde, hacía ya tiempo suficiente, deseaba caer sin culpa ni miedo. Por eso se dejaba empujar, cansándose de luchar antes de sentir cansancio, resguardando todas sus tensiones, todas las fricciones de sus átomos para el momento clave, para el instante previo a la caída, para la suspensión. Se dejaba llevar, fingiendo el remordimiento que no había tenido la necesidad de escapar ante su inexistente nacimiento; se sentía parte de la ola constante y libre de ataduras que, como el más fiel de los caballos, la guiaba hacia el abismo, hacia la boca del lobo, al vacío.
Lo único que parecía jugar en su contra eran las dudas, mejor dicho los temores, de que sus ilusiones fuesen vanas, de que la ola no alcanzase con sus brazos ni su terquedad... de que el abismo no escondiese más que lo que se veía, de que solo fuese el poso negro, la bóveda húmeda y fría, el piso con el que se estrellaría retorciéndose en pedazos, desmembrándose, convirtiéndose en el polvo que solo con el soplo de una ilusión sanada pudiese restaurar (dejando siempre la cicatriz en el pecho).
Aún así, no renunciaba al ensueño. Aunque sabía el riesgo, aunque comprendía su exposición, su situación de vulnerabilidad, sus brazos demasiado trémulos para luchar; se sentía fuerte, o por lo menos, valiente. Se vestía de ese traje de valentía perfumado con optimismo y ansiedad, con necesidad de embestir la vida, la aventura, el amor, la sangre. Tenía demasiado vivas las células como para abandonar, aún más, cuando las fuerzas de su entorno parecían abogar a su favor, cuando todas se declaraban conspiradoras de su más hondo deseo, cuando todas, por primera vez, la impulsaban a caer.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Mari/posa



"Hoy viene a ser como la cuarta vez que espero
desde que sé que no vendrás más nunca.
He vuelto a ser aquel cantar del aguacero
que hizo casi legal su abrazo en tu cintura.
Y tú apareces en mi ventana,
suave y pequeña, con alas blancas.
Yo ni respiro para que duermas
y no te vayas.

Qué maneras más curiosas

de recordar tiene uno,
qué maneras más curiosas:
hoy recuerdo mariposas
que ayer sólo fueron humo.
Mariposas, mariposas
que emergieron de lo oscuro
bailarinas, silenciosas."

S. Rodríguez



Porque volás en el recuerdo vivo inundando los colores
                    porque alguna vez tu rostro
                                 se pintó de mariposa
Porque quizá necesite recordarte
            en las flores de los jardines vivos
para sentir inútil y vacía
que sos vos mi mariposa.

Para no perder la sensación de compañía
                 de sentir tu mano en los retratos
Para olvidar el frío que palpita sigiloso en el letargo.

Porque sos una mariposa
naciendo en la crisálida de mi estómago
                            siendo feliz y casi dichosa
   reproduciéndote y muriendo cada año
                                       cada día, cada sol
                        cada letargo
renaciendo en cada sensación
de alegría y agasajo.

domingo, 17 de noviembre de 2013

Palabras sepultadas

"Recordar es volver a pasar por el corazón"
Es revivir segundo a segundo lo que no ha muerto en la memoria, lo que continúa incesante corriendo por nuestras venas; son retratos vivos del pasado que develan nuestro presente y propician nuestro futuro.

Tengo demasiadas palabras en la garganta que quedaron mudas cuando los oídos huyeron. Tengo demasiadas letras atragantadas que fueron incapaces de correr en busca de alcanzar al ser que las reviviría. Son demasiadas, son muertas que vagan errabundas contaminándome de la impotencia de seguir viva cuando ellas están muertas.
Tengo las lágrimas sucias con su sangre que, inútilmente, busca escaparse. Pero yo solo estoy inmóvil, incapaz de dejar de emanar los ángeles caídos que me hacen ser, incapaz de contenerme, incapaz de controlar la bestia herida que reside, que trata de ser mariposa, pero que no puede.
Trato de ser sin sentido, escapándome por los ríos, por la lluvia, por el cielo... fingiendo no buscar nada pero buscando, dos almas que se fueron y me dejaron llena de preguntas y desconsuelo, que me dejaron con palabras muertas que se tatuaron en mi espíritu y que se pegan a mi sangre... trato sin consuelo de encontrar esa parte de mi que se fue con ellos, que no puedo olvidar al sentir en mi pecho ese cementerio de palabras muertas, de nostalgias que aclaman lo que en algún tiempo fue mi mundo de color.
Tengo tatuada en la memoria el recuerdo disparador que me mueve el alma. Busco en las palabras del afuera, en el mar-océano y me encuentro con la verdad de uno de tus versos, me encuentro con en signo roto, aniquilado, descuartizado renaciendo en un doloroso desmembramiento. Me siento desnuda con un gusano negro que me bautiza y me condena en cada segundo. Y aun así sigo buscando, flagelada en el corazón y en el alma, uncida por sus retratos y tus metáforas, buscando un gesto, una señal que me haga encontrarlos, que me haga saber que me quisieron, que fui aunque ahora solo sea fragmentos de cristal opaco que se pulen en el ominoso vaho azul del círculo.

En los ojos de los que estamos, de los condenados, encuentro sin buscar paredes de en laberintos, gestos, cambios, torsiones, huellas de sangre en las almas que aún seguimos tratando de recomponer el equilibrio que, como un niño, se fue agarrado de la falda de mis dos ángeles del arte: el amor y la soledad.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Un tango...

El aire lento, condensado, espeso. El volado de satén negro danza elegante sobre mis muslos; los labios rojos, la rosa negra y tus brazos. Solo soy un susurro en la atmósfera contaminada. Una pequeña ráfaga impulsada en la quietud, en la niebla púrpura y azulada, perfumada de oscuridad y ausencia de luna, interrumpida por una única luz: la mirada.
Cuatro faroles en uno, imantados, dos pares de luceros, claros y oscuros. Avellanas que penetran el silencio, que cantan el mundo de arrabal; flores celestes y amarillas, arabescos, que detallan una irremediable atracción, una perdición definida en el pecho trémulo.
Ni suspiros se escapan, retenidos en un único sonido entonado en palpitares, un ritmo frenético que guía el trazo de tus dedos en mi espalda, de mis manos por tus hombros. El compás de los tacos, los mocasines, de los pasos; el enredo armónico de nuestras piernas jugando al amague, al borde, al límite de la locura derramada de la voz ronca y resignada del bandoneón.
La calle no es más que una escusa para no permanecer estáticos, para trasladar el peso, para evitar el paso, para permanecer eternos en la sumisa cadencia del traspaso, de la rebeldía, de la fuerza que nos llevó a ese instante que no deja de suceder paso tras paso, en cada movimiento de las manos.
El farol callado observa testigo esperando en estampa un detenimiento efusivo, un estático cruce de miradas. Espera melancólico el final del juego, del ritual donde la hembra y el macho fingen el apareamiento, donde como pavos reales extienden sus encantos. Espera, fantaseando, con piernas como las nuestras acariciando el pasto, la arena, la baldosa, los adoquines mojados, para ser indiferente a la lluvia que quizá nos esta mojando. ¿Pero qué importa? Nosotros tenemos brazos, tenemos piel, tenemos sangre, corazón y quizá cerebro; tenemos instintos que nos guían desarticulando un rito, extendiendo al máximo pasos sin gritos, gritando en ojos y carne lo vivido. Tenemos un alma que confluye entre nosotros como agua, tenemos el alma que viaja del bandoneón a las entrañas, que nos propone un viaje, que quiere perderse y olvidarse. Y tenemos presente que da paso al olvido, que nos hace saber sin ser conscientes de tus brazos en los míos, de tus dedos en mi espalda, de nuestras piernas enredadas, de tus vicios en los míos.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Secretos

Se dice que los mayores secretos son aquellos que sabemos sin saber. Esos que nos enfrascamos en tapar con cada uno de nuestros movimientos, que morimos por ocultar, que nos impulsan a cambiar sin hacerlo y nos niegan a nosotros mismos. Son esas represiones que nos enfrascan y acorralan, nos ubican en el centro de la jaula por temor a quebrar los barrotes de nuestra propia esencia.
Secretos… son el sinónimo poético de la hipocresía, porque no es secreta la palabra callada que se escapa en los ojos, no es secreto el hilo del río que oculta el caudal del mar. No. Secreto es aquel que se esconde detrás de los párpados, las lágrimas retenidas en el pecho, esos que al descubrirse desequilibran, esos que nunca salen.
Tú eras mi secreto, no él. Tú que ya no eras más que un disfraz vacío, eras más corrupto que la atracción, que la sangre en las venas, que las miradas imantadas. Siempre lo supiste, mis ojos gritaban aquello que mi alma oprimía mientras el olvido tapaba con una sábana su macabra obra, el secuestro de nuestra alma, la matanza descarrilada de lo que nos unía.
Así, simplemente, aquel día se fue, cuando la dejé ir, cuando pude desprenderme de ese aroma que en un pasado me revolvía las entrañas y me pintaba de pétalos de luz las pupilas. La dejé ir, como a una hija a la que se cría con el amor más bello y se la deja huir con su alma gitana; como a los panaderos que enviamos portadores de nuestros más profundos deseos. Si, liberé aquella magia al espacio para que el olvido no la acribille, para no convertirnos en verdugos mientras jugamos a ser médicos que practican una mala praxis.

Sé que no lo entiendes pero, si confías en mí, solo camina. Libera tus pasos al destino, marca tus huellas y crea un propio camino desde esta bifurcación que sufrimos. Abraza con el alma el diamante que creamos, aquel niño tierno que unía nuestras manos, para poder caminar solo al fin, para deambular en paz los páramos, las laderas, las montañas, las magias venideras. Aunque ya no esté, siempre seré esa luz que alguna vez estuvo y, como tú has hecho con ella, te enseñó a descubrir y parpadear enamorado de cada rayo con luz, prófugo de la sobriedad.

Bailemos

Enséñame, te lo ruego, quiero seguir tus pasos que frescos y naturales guían a la canción.
Enséñame, te lo imploro, necesito bailar contigo sin importar si saldrá el sol.

Me encuentro perdida
en búsqueda del pleno vos.
Sigo, continúo
como el vacío yo.

En el prado perdido
donde nací, morí y volé
aún ruedan las gotas saladas
que sembré.

Enséñame, te lo ruego, deseo con cada molécula levantarme a tu vuelo.
Enséñame, te lo pido, mi sangre llora caprichosa tu nombre, el que imploro.

La música sin vos
sin los pasos
se viste vacía
nula ante la triste perdición.

La playa desnuda
donde encontré, perdí y soñé
tus ojos, aún llora
tu nunca alcanzada llegada.

Enséñame, te lo ruego, no te defraudaré. Religiosamente seguiré tus pasos más allá del amanecer.
Enséñame, te lo imploró que ya soñé mil veces con el momento que solo en tus manos guardé.

martes, 23 de julio de 2013

Manos turbias

Manos turbias acribillan mi respiración.
Manos frías, viejas amigas del calor
en medio de un colapso carcomen mi carne
recorren en un viaje perdido
ese camino que en un instante
no les fue negado.

Manos me corrompen
me apresan, como verdugos
obedientes a la ley
fieles al saldo de mis pecados,
víctimas de mis crímenes
se convierten en culpables
al rozar con necesidad mi piel.

Manos me repugnan, me ahogan
me lloran, me pegan, me violan.
Manos crueles y buenas,
manos que me desean el bien
y me hacen el mal.
Manos tristes, temblorosas, vírgenes.
Manos culpables, inocentes, traidoras.
Manos hermosas.
Manos repugnantes.
Manos.
Sus Manos.

domingo, 14 de julio de 2013

Duda

Tiemblo,
vuelo,
tirito.
Dentro, un campo de minas se instala
cada pisada determina un final
o un comienzo
o nada.

Y me mata la posibilidad
me carcome el alma el "si.."
Me destruye el poder
la mano que acaricia las teclas
con más potestad que una ola de mar.

Lo detesto.
Porque la incomodidad de mi duda
es mi comodidad
El salir
es alzar la mirada para descubrir la sangre
que baño la tierra tras la guerra que decidí.

¡Silencio!
¡Ruido!
¡Paz! te ruego
Esa que se fue
y nunca volvió.
Que me dejó desnuda ante la incertidumbre
que me mira con ojos de repugnante deseo.

Añoro correr
sabiendo que no servirá de nada
que la omnipotencia del demonio
es que reside dentro mío.

Lo odio,
te odio,
me odio.
Y en medio de esta escapatoria
solo lloro
sabiendo que decidí antes de dudar
y que nada que haga
lo podrá cambiar.

viernes, 12 de julio de 2013

Invasor

Y es una locura el sentir una ausencia presente, el invocarse a lo que nunca podrá llegar, a una mar sin lágrimas, al abandono inconmensurable al que nunca podremos dejar. Dime una cosa, como lo haces, cómo dejas libre ese palpitar, cómo liberas al jinete del caballo impulsándolo a cabalgar… mágico eres sin saberlo en la magia misma en la que resides estar. Oscuro, difuso, oculto, te entregas a la inmensidad… dejas de ser una alma libre, la paloma nunca deja de volar. Un sinfín de sensaciones se van con la marea espesa en la que no te detienes a nadar, y aun así eres el pasto, eres el rayo de luz penetrando en mi ser, tatuándome a fuerza de fuego centímetro a centímetro de piel. Corrompes las barreras de la nieve y te ciñes a mí en la inmensidad, en el exterior irascible de la inmortalidad. Cuéntame alguna vez más aquello que nunca me has dejado de  contar. Silencia ese silencio susurrante que parece no poder detenerse jamás, detén la cruda guerrilla de la sangre que no puede en mí, junto a ti, dejar de palpitar.

Expresión

Será el afán de sacar afuera algo, de exponer de alguna manera los soles y las mareas que cruzan por mi cabeza. Será la tristeza irremediable, que completamente destrozada ante la fuerza de la felicidad, se arrastra por mi sombra en busca de una mísera escapatoria. Será la irónica verdad del grito exasperado, del freno del alma, del sol del pecho que busca a su estrella.
No lo sé. Hoy soy, recién mañana seré, quizá en tiempo seré, en este inminente segundo seré lo que al otro fui.
Esa es la maleabilidad del destino, hijo del tiempo, seudónimo de mis acciones.
En este momento solo soy y solo expreso, solo grito, solo lloro, solo escribo. Y tu, que has venido, solo lees para ser.