lunes, 28 de abril de 2014

cuando hay una gotita que cae de tu radiador

En la oscuridad
los acolchados pierden los colores
las cortinas destiñen el blanco
Y solo 
abrazo
el calor

El goteo
rompe
golpe
a golpe
con el silencio
Se dibuja el tiempo
en el sonido incesante
Caen
una gota
otra
otra
otra
quitándole al oscuro
la excepción

El espacio
ahora es esclavo

mientra yo
me olvido
en un tiempo sin minutos.

sábado, 26 de abril de 2014

Pestañeo

Se me cierran los ojos. Las pestañas soldado luchando contra el músculo opresor del párpado. Tiran, y golpean, y patalean y disparan y ¡boom!

Ya no hay nada. Solo puntitos azules doliendo en la sábana negra que tapa los colores; fucsias y verdes, y blanco y negro. Otra vez tus puntitos, otra vez las pestañas besando a los amantes de abajo. El ojo hijo que no ve nada, pero sabe lo que finge olvidar en sus juegos secretos, en los susurros chiquitos de la soledad // El dolor azul como cuchillos sin filo clavándose en la orilla del nervio. La manta que no deja de cubrirlo todo. La visión oprimida. La sequía. El cauce seco de un río que regó los jardines vecinos y se olvidó de llorar.
Algún amarillo pujando la risa. Alguna canción retumbando, resonando, desmembrándose por dentro. Abriendo los caudales finitos, expandiendo los pozos sin fondo habitados por las caídas de las chicas con polleras tableadas // La posibilidad dibujada en las luces que se desprenden del fondo. Jirones de tela chamuscada, lamparitas cubiertas de papel celofán. Fantasías con letras que juegan a romperse en las palabras. Las reminicencias, los ecos de lo que alguna vez fue robado por las pupilas. Luceros y estrellas apuradas. Caras con lineas inconclusas. Trazos de crayón, caprichosos. Mamarrachos por el no-espacio. La marginalidad de los recuerdos que huyeron de los conceptos // Puntitos de cristales filosos que titilan los matices. Puntitos que no quieren estar pintados de tu azul.

Todo esfumado en la profunda sensación de nada. En la mentira de la percepción que se olvida de escuchar, saborear, oler y tocar. Todo olvidándose en la sábana negra, que me lleva, antes de partir.

martes, 15 de abril de 2014

Color muerte

"verde que te quiero verde"
algunos dicen que hablaba de muerte
muerte verde
muerte de color, sin penumbra
muerte de tus ojos
muerte de mis vuelos
pintados de esperanzas vacías
pintados con chispitas-cristales de iris
maquillados de oscuridad
pero verdes
como la muerte de mis ojos
de color, con penumbra
muerte pura
de la que no se habla.

Deseo de dedos cruzados

Desde lejos
párpados escondidos de los ojos
siguen rastros nuevos
caminos a lo viejo
siguen
infinitos e ínfimos
perecederos
densos, largos y vivos
los despojos de la sed
naciente en tus perfumes
en tu cuello
en el centro de tu brújula perdida.

Miran, observan
veneran con el corazón
estrujado en las manos frías
cruzando los dedos
pensando en positivo
implorando a Dios, al Universo
a aquello que se sueña incontrolable
que se desea fuera del poder
para que gires la cabeza
y los descubras
como la más bella desnudez
de tu mundo entero.

lunes, 14 de abril de 2014

Yo y Vos

Era insaciable, incansable, implacable e infeliz. Su búsqueda incesante, su mirada ida en los recovecos de un espacio infinito sin espejos. Un espacio absoluto en la más falsa de sus verdades. Humos, vahos, olores. Una vista perdida en el color, unos dedos inmersos en la suavidad, en la dureza, en lo blando, en lo ausente. Pero Yo aún sigue buscando, con el rumbo en el sin rumbo de una búsqueda. Yo, con sus mil nombres: Martín, Sofía, Isabel, Silvio, María, José, sinfines de sílabas mezclada par reducirse a sí mismo. Yo, incompleto, perdido, sangrando en todos los rinconcitos vacíos, gimiendo en todos los respiros insulsos, incompletos, solos. Yo, siempre buscando el reflejo invisible, la sonrisa. Yo, cargado de la esperanza y la melancolía; de la sensación más pura de fracaso, de la más profunda carencia de resignación. Yo, llorando y riendo, viajando hacia el momento donde estará Vos. Hacia el planeta, el universo, la dimensión inserta en un mundo. Hacia el lugar, hacia el tiempo, hacia el instante que muere cuando nace. Hacia la pérdida que radica en el encuentro, hacia el desmembramiento, hacia la revelación de olvidarse del no-verdadero mundo. Hacia la construcción, hacia los ladrillos, hacia los dedos abiertos de Vos que sueña con Yo llegando, para ser, para existir, para volar. Para dejar de huir de la soledad naciente, de su no-verdad, de su no-nombre, de sí. Vos incesante, esperando a Yo, mordiéndose las uñas que volverán a crecer en la espera. Vos huyéndose en la parálisis de la dama no-sola que contamina los pulmones de su nombre de sed. Vos llorando la ausencia, construyendo sueños perdidos, acomodado en un silloncito, abrazando sus rodillas, impotente. Vos no siendo, muriendo en la espera, naciendo en el encuentro. Vos sin piernas. Yo sin ojos. Vos mudo. Yo sorda. Vos sola. Yo solo. Vos y Yo sin más vida que la esperanza de encontrarse. Vos y Yo soñando juntos con ser, con los olores, con los colores, con la piel. Vos y Yo niños en una plaza lejana, con juegos oxidados, llorando las carcajadas en las hamacas. Vos y Yo tocando el cielo con los pies, abandonando las piedras, la tierra, las aguas. Vos y Yo olas saladas y dulces en el renacer de no morir nunca. Vos y Yo creciendo, muriendo, descubriendo. Vos y Yo creando a Él, a Ella, a Ellos, incluso a Nosotros y a Ustedes. Mintiendo, desdibujando lo irreductible, multiplicando lo absoluto, actuando las ilusiones que no pueden concretar. Vos y Yo hundidos en la más pura impotencia de no hallarse hasta aquel instante en el que todo sucederá, hasta el fin de la búsqueda, hasta el choque de la ola, hasta la muerte que no llamará al renacer. Vos y Yo encontrándose. Vos y Yo mirándose a los ojos, vislumbrando el mundo del otro, desnudándose, besándose, comulgando la vida. Vos y Yo vestidos de piel y de pupilas, inmersos en sus voces. Vos cantando. Yo oyendo. Yo confesando. Vos descubriendo. Ambos puros, ambos sinceros, ambos por única vez, siendo.

jueves, 10 de abril de 2014

nota de noche

Son las once de la noche
los gritos de mis hermanos
las risas carcajosas y eruptivas
las quejas de mamá
encarnando mis quejas.
Yo
escribiendo mentiras
para gritar la verdad.

viernes, 4 de abril de 2014

Ciegos

Sentada, desnuda, con la computadora al frente y todavía no he escrito ni un verso sincero.


En la boca solo me queda el gusto a bandoneón
a sonidos deshechos
por el frustrado que viajaba de consultorio a consultorio,
de planeta a planeta,
en un solo mundo.
Tengo el sabor de desencuentros
la sensación de una barba larga
creciendo bajo la noche
en el sur de mis labios;
descubriéndose en los techos espejados
de las habitaciones ajenas
en las que despertás
para encontrarme a mí
                               sin ojos
con sonrisa de agua turbia.

Ante la no visión
morís por partirme los labios
en mil y un cristales
con los besos que escondiste
cuando le temías a la palabra amor.

Siendo sinceros
yo también le temía
tanto que aún no olvido
los fuegos que me quemaron las manos
y me borraron las pupilas,
que alimentaron el sol de sangre
preso en este nido
                      de serpientes
sin piel.

Todavía tengo la boca, la lengua
los dedos, las piernas
la vida
para amar,
y tus ganas de besarme
con tus piernas, con tus dedos
con tu lengua, con tu boca.

No me tengas miedo.
Sin ver aún puedo leer tus ojos,
                                sos fácil de descifrar
siendo inevitablemente parte del viento
siendo respiro del aire contaminado
con mis poros y  tus luces.

Dale, acercate
ya no nos queda más consuelo que respirarnos
ser barro en las manos de lo temido
de lo deseado
de lo ajeno
que es más propio que uno mismo.

Vos también sos ciego
vos también me encontraste
                          en esta habitación de espejos
vos sos la víctima de lo inevitable
ambos, víctimas de lo cierto.
Ya es tarde para correr la piel del lugar indicado.
No detengas el tiempo que ya no corre
corré los segundos que mueren,
                                    que lloran,
                                           que nos unen.

Huyamos hacia la trampa
caigamos,
solo esta vez
que el destino nos propuso en los reflejos.

Solo hoy, bailemos
Que aun sin ojos
no somos ciegos.