viernes, 28 de febrero de 2014

Pensamientos fugitivos en noches de sonrisas

Miradas perdidas en el ruido.
Dos lámparas y mi vestido.
La vibración inevitable
que se escapa por mi cuerpo.
Falsa inmovilidad.
Saturación y mentiras.
¿Estás perdido?
Yo ya me perdí
pero nunca me pude encontrar
con tanta luz en los oídos.

Dedos molestos
que me desconciertan
y yo sola
quedándome
cada vez más desnuda.

Oculto

Oculto en la nada
en el silencio
en el ruido de las palabras.
Oculto
el secreto
el no-secreto.
Oculto, matizado
difuminado en nubes de claro
de oscuro
de partes del cuerpo.
Oculto
debajo de nada
sobre el vacío
a plena luz, expuesto.
Pero siempre oculto.

En la oscuridad del pensamiento, de los cuestionamientos, de las dudas que olvidan buscar respuestas, está. Sentado o parado, no importa la verdad, pero está aunque matemos por olvidarlo, por arrancarlo de nuestros ojos, de nuestras bocas. Quiebra el silencio dándole forma, siendo tensión que se escapa en los pequeños gestos, en las señales difusas, en las sílabas remarcadas, en las palabras, en las miradas esquivas.
Pero vive, late, palpita más que nuestros propios corazones. Porque aunque esté oculto existe puro en el centro de la pérdida encontrada, de la carencia, del efímero grano de arena que nos arrancará el instante de felicidad o destrucción.

Oculto
en lo visible
en el capricho
de ocultarlo.

martes, 25 de febrero de 2014

Un par de recurrencias...

La hoja en blanco y el intento fallido de escribir en tercera persona.
Soy demasiado auto-destructiva como para ser de otra forma.

En el centro de mi propio universo no soy más que nada,
así que debo solo ser en las palabras.
Por eso empiezo con Yo.


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La  arena en los dedos, seis caras que no cumplen con la famosa regla de los pares.
Miradas cruzadas y el capricho enceguecido.
Risas de estruendo que tapan la luna y oscurecen mi luz,
una huida,
seis escapes hacia infinitos universos en los que coexistir.
Manos rozándose y tres recuerdos. Uno de ellos mentira. Otro realidad. Otro sueño.
Dos hermanas separadas por los ojos tristes que no se encuentran
un lucero que brilla más que la luna que se quedó sola sin ser parte del juego.
Un calor magnético emanando de nuestro propio poder
volver a creer en controlar el mundo con la palma
ser por primera vez el sol que nutre nuestras venas.
Ser plena en el encuentro. Resignarse a la soledad.
Las ambivalencias del no tiempo en un solo momento.
Ya.

sábado, 22 de febrero de 2014

Otredad - pantano

Ácido en el centro
de un estómago magullado
por pensamientos enfermos
sinsentidos cuadrados.
Remordimientos, culpas
que contaminan las hojas secas
que ennegrecen con desamparo
todas las riendas sueltas.

En la garganta el grito
guerreando con el asco
por el vómito de palabras
que retengo y no canto.
Los labios tiesos
sometidos y pegados
retienen secretos
hediondos y mal guardados.

Pero por fuera figura
oculta y expuesta
la coartada perfecta
con la que cubro mis manos.
En la mirada quieta
de ojos resucitados
te mantengo afuera
de mi otredad - pantano.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Llanto

Ya sólo queda respirar.
Correr la última gota, disfrutar la sensación de sal en la lengua.
Volver a respirar con los músculos de la cara agotados.
Y respirar.
Convencerse de que se sigue vivo, de que todavía hay algo
parecido a la paz
pero más cercano al vacío.

Mienten los que anuncian sol
luego de la tormenta.

Yo no siento sol cuando llega el silencio.
Yo tengo un cielo roto que paró de sangrar,
que detuvo la hemorragia
pero sin cicatrizar, rajado y cortado.
Un cielo que es nuevo
un colage de pedazos viejos zurcidos
opacos
ausentes y esperando
regresar.

martes, 18 de febrero de 2014

Fuera del círculo

Círculo sin fin.
Miles de caídas suicidas que solo llevan a un punto.
Gravedad oprime cuerpos
los absorbe, los chupa
los suprime y reduce
a nada más que milímetros.
Y yo.
Sólo miro cómo caen
resistiéndome al impacto inmediato
¿o no?
Envidio
las mil caídas al vacío que yo no puedo comprender
porque soy homogénea, porque soy entera
no importa cuán rota esté.

Principio y fin de rosas y lunas cortadas

Y todo sucedió cuando Joaquina y Miraflores se dejaron fluir en las palabras.
(Algo parecido a lo que algunos llamaron cadáver exquisito).


30 de enero y día gris. Viento que me lleva el pelo y se vuelve a ir. Caer para llegar al borde y empezar el baile. Por todos lados, pies dibujando las palabras azules que se perdieron en el canto. Polleras y pantalones, todos gritando notas con colores sin lugar, espacios sin color más que el negro de siluetas y de sombras, entreabiertas en los árboles. Igual, aunque a veces lloro, te miento, hablo, pienso, espío: fuera de mis ojos, elefantes con brillo sin estrellas, noche nublada, muñecos sin cabeza, ruido intermitente de goteras interiores. Espacios fríos e insípidos, llenos, amontonados de nombres putrefactos cadáveres de los seres que maté mientras dormía y el infierno plagado de flores raras, sucias y fantásticamente bellas. - Dale, susurrame el regreso de la belleza perdida, el poder de mis manos en las manos de otro tiempo incesante y agotador. Me erosiona los ojos con la sal y el agua turbia y clara, ambivalente, como madres que encierran a sus hijas en las jaulas de sus circos. - Por las noche le dan arroz en un platito con su nombre. Tuyo, filtrándose silencioso como el vaho del amanecer, prófugo de tus flores salen versos de tus primaveras mis poemas que se trepan por las ramas de mis pies, caídos al sol de tus ojos cerrados. Somos tan jóvenes, somos tan esclavos blancos, negros y rosados. Payasos siervos de risas eufóricas sin ojos brillantes. Miradas ciegas. Hormigas que se meten por debajo del mantel, el tenedor y la canastita en un ritual árabe sin vos, sin mi. Solos con las manos con  los pies con los dedos solos frente al miedo y a las otras delicias de la vida. Muerte. Resurrección. Órdenes que vienen de arriba de los toldos rayados: las flores que alguna vez los balcones dejaron caer. Yo, mezclada entre veredas de adoquines añejados. Te tiro una piedra ¿y si nos perdemos de una vez entre las rosas? No sé, pero que sean ellos los que se pregunten de qué color es mi esófago o porqué tengo una luna partida a la mitad cuerpo mitad cielo, centro de las libertades más ajenas y las prisiones más blancas y heladas. Con la nieve coagulándose en la sangre de carnaval, sangre de luz, de comodín, de zapato que queda chico, de corazón que perdió y ahora busca lo que ya encontró cien veces sin mirar lo que estaba buscando sigue buscando.


domingo, 16 de febrero de 2014

Un consejo lindo.

Para y por esa muchachita
que adora las flores 
y que me ayuda a volar.
(C.)

Una tarde con nubes blancas, de vaho gris que empañaba el rayo filtrado de sol, una muchachita con tendencia a mirar flores me dijo "El rechazo y el fracaso son parte de la vida, sino te quedas atada con la vuelta al mundo sin tirar".
Dio la casualidad de que yo estaba al borde del abismo, con la tela abrazándome el abdomen, a punto de volar sobre el mar.

sábado, 15 de febrero de 2014

En la punta del carajo

Me voy a subir a un barco
de esos viejos y mohosos
que son causa y efecto
de los tiempos remotos
de las historias fantásticas
de sangre en olas
de ultramar.

Me voy a subir a un barco
y treparme sin cansancio
hasta que mis manos alcancen
el extremo más alto del carajo,
para presionar el cielo
y cantar bien alto
cien mentiras sin Sabina
y una verdad sin ascos.

Me voy a trepar
y colocar mis pies bien firmes
agarrar con fuerza la madera
en la fuga del vuelo perdido.
Voy a abrir el pecho
voy a llorar las horas
voy sonreír por fin libre
voy a sentirme el borracho
más triste de los ebrios
vestido de mujer.

Me voy a llorar en la punta
del mástil condenado
el grito desesperado
que me condujo al carajo.
Voy a bordar en el aire
con el aliento putrefacto
los besos que me dejaste
frescos y atragantados.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Ya no quiero más retener los mil duendes que corren por mi boca. Yo no quiero más temblar en el pecho por deseos frustrados. Yo no quiero más el pánico de pensarte lejos.
No quiero, me niego, me revelo contra la naturaleza y el protocolo del ritual al que pretendo jugar en medio del fuego. No lo aguanto y ya no resisto el ser persona cuando atesoro mil magias cósmicas concentradas en dos iris que nunca llegan a mirarme.

La lágrima
corre sola por el abismo
entre la nariz y el pecho
trémulo que teme
tu mirada indiferente,
que teme el trecho
entre tus pestañas
y las otras.

Su cause ácido
quema hasta el centro
llora sobre sal
la misma agua
sucia y rota
perdida en otras comisuras.

No te rías.
No lo entendés
porque nunca viste
mil estrellas es tu ojos,
porque nunca sentiste 
palmas quemadas por el sol
que hiela en tu ausencia.

Estoy quemada
en las palabras y los dedos
que me fraguan
cuando Silvio se funde
en un poema perdido
que inició en mi mente con
tu Nombre.

Escape

"Mire mis ojos quemados por la pólvora cuando quise escaparme del presidio"
Rocambole [Roberto Arlt]

Los ojos tiesos, en el punto fijo donde todo se concentra, en la salida que ya tomó mil veces. El escape.
El ruido adornando los escritorios grises, haciendo juego con los ojos caídos y las ojeras púrpuras que viene y van. Un azul que roza más la muerte que el sol es el único color que vislumbra. Sus ojos de fuego siguen en el punto fijo, ignorando las cataratas de humo negro que huyen por entre las bocas, fingiendo no oír la cacofonía de sus pensamientos hilvanados uno detrás del otro, como un collar de perlas sin brillo, amarillas, como las de las viejas avaras.
Una sola palabra es la que puede hablar. De forma imperceptible se peina el bigote y se acomoda las patillas. Nadie lo mira realmente. El infeliz que tiene delante descifra palabras sin decodificarlas. Ha salido de peores, se ha quemado los ojos, ha amado a una mujer. Ese imbécil es un pobre desgraciado que trató de sentirse útil en su trabajo no elegido, para ser el desgraciado que pretende interferir en su camino.
Una sola perla que brilla lo detiene. Una promesa a los labios rosas y los rizos de ángel.
Le prometiste que nunca más lo harías
Mil peros, cien excusas y la única respuesta. Fallar.
- [Interferencias] Está Dorotea. Cambio. Fuera -
Y eso fue suficiente para saltar.

jueves, 6 de febrero de 2014

Retorcijones en el pecho

Ojos rojos. Ansiedad. Ojos más rojos. Suspiros y palpitares. Raccontos.
Visiones perdidas en el medio de las palabras. Música.
Selecciones inconscientes: desnudez.
Laberintos tallados en la mente. Soluciones imprecisas, dolorosas, mentiras.
Todas mentiras. Empañar recuerdos con el futuro y el miedo. Frío, abismos. Vértigo en la incertidumbre del deseo no cumplido.
Vos. Yo. Milímetros en kilómetros. Kilómetros de cadáveres imaginarios.
Dos vos. Un solo yo que lucha por no ser nada más que sangre en la piel pintada de sol.
Ansiedad crónica. Búsqueda de respuestas. Preguntas no formuladas.
Tonta, no existe lo implícito.
Tonta, no existe lo explicito.
Solo podés volar. Fingir escapatorias en cielos anaranjados. Violáceos, azules.
Fingir, siempre ante todo. Ocultar para ser descubierto pero nunca primero. Miedo.
¿Miedo a ser culpable o a parecer inocente?
No sé.
Excusas. Siempre sabés, incluso cuando no. Excusas. Igual que las flores rojas.
Pero me gustan más las azules aunque no las toque, aunque no las vea. Aunque solo las huela.
Olor. El mismo que sentí cuando llegaste y no lo sabía.
El único que reconozco.
Dame tiempo, ya hay otro vos en camino.
¿O no?
¿Sos el mismo?
No. Yo soy la misma.
Pero cambié.
Y ahora, estoy esperando flores rojas.

lunes, 3 de febrero de 2014

Esperando en el día eterno

Soy un día eterno
impaciente por llegar a una noche
llana de luna y silencio.

Soy un día eterno
resquebrajado para adentro
con vértices rojizos
y pantanos salados.

Soy el día eterno
forjado por mis límites
que se encapsulan hacia el suelo
desde un cielo de mil grises.

Y no importa la marea
ni los soles que no llegarán
sino que rozan con esteras
mis segundos de carnaval.
Yo seguiré siendo el día
eterno que cayó
entero hacia sus entrañas
que solo se derrumbó
entre las lluvias y las risas
entre bucles de sol
entre ojos de otoño azulados
por el destiempo de su luz.

Soy un día hacia dentro
con el focus cerrado
y una visión periférica
que te tiene acorralado.

Soy el día condenado
a la espera sin calvario
que oscila entre el sabio
y el vago.

Soy mi día prófugo
de nombres de los santos,
soy el cantor y su reina
soy nada más que pasto
sin las flores de la primavera
que ensombrecen mi palacio.

Soy los diez mil colores de tu nombre
pero soy monocromático
mientras canto contenta
mi único llanto
de piedras desechas y sin canto.

Te invito a dar una vuelta
por los restos del naufragio
que se perdió en los silenciosos
segundos de mi inteligencia.
Mientras corro incesante
por la hora enferma
del sin sabor de los segundos
que como pétalos se congelan.

Quizá con risa sana
y lágrimas sin quema
puedas cortarme las alas
que sin que desee vuelan.

Soy el día eterno
que vuelve a sí mismo
cada vez que llora sin asco
tus hastíos.
Regalame una lluvia
y llename de frío
que espero ansiosa
las nubes de tu río.

Esperare sentada
en minutos galopantes
vuelta para adentro
en el centro de mirarte.