(con el ritmo de "Tan joven y tan viejo")
Tengo en el centro
una estrella que llora,
un presa que corre
en círculos en su celda.
Hay secretos que se
repiten en el idioma propio que me rehúso a aprender.
Sabina me resuena en
las ausencias de mi vida
en todos los riesgos
que no quise tomar.
La calle me refleja
como todas las posibilidades que se niegan,
el mundo me mira sin
querer mirarme a mi.
Soy los restos de lo
que en el fondo quiero ser
soy mis alas que
rompí,
esclava de un exterior que me carcome, cuyas reglas me superan, cuyas cadenas me acomodan
y me libran de mi;
soy todas esas
lagrimas que no puedo llorar en mi progresiva deshumanización.
Mi espejo me refleja
con más números,
mi independencia se
ríe de mi.
Me siento tan sola,
en el fondo de mi cuerpo,
entre hojas de
textos que no quiero leer.
Ansío irme tan
lejos que el planeta me asfixia,
el universo es un
tupper del que no puedo salir
la vida se me antoja
ante una ansiedad insaciable
el tiempo es un
reloj de arena suspendido en cada grano.
Los pies, las
piernas y el pasto, detenidos.
En mis sueños nunca
puedo terminar de avanzar,
sigo en la misma
calle que quiero cruzar pero nadie me atropella, pero nadie me quiere
dejar escapar.
Solo un escenario
vacío se figura refugio
y sigue siendo
mentira,
porque todos los
besos que beso fueron la ilusión de aprender a morir.
Cada improvisación
es un racconto de una vida no pasada
no futura
cada llanto es la
reiteración de todo lo que perdí.
(los ojos de tus
ojos no dejan de mirarme
mis ojos no quieren
ya mirar en el fondo de esta caída infinita,
de este llanto que
no se para de llorar)
La libertad se
transfigura en la dependencia
y todo lo que deseo
es irme (a la mierda) de acá.