miércoles, 29 de enero de 2014

Las tres damas II

Tres vestidos se encuentran en la luz que quiebra la pregunta. Tres rostros en sombras dibujan sus siluetas en los reflejos negros del suelo.
El vestido verde, Juana, da un paso adelante. Y otro. Y otro. Continuando sin mirar claramente el rumbo, como embelesada por el perfume del aire. Es univoca su sonrisa esparcida en la atmósfera entibiada por la esperanza de vencer el desgarro. Acaricia con sus yemas el hombro donde recibió la mano dulce que le ofreció una oportunidad. Por primera vez en mucho tiempo la risa sale de su centro e invade los tímpanos de las tres magas hermanas, de las tres caras de humo negro.
Isabel, el vestido azul se le acerca y la observa con la sonrisa asomándose en el costado de sus labios, siendo consciente de la lejanía y la cercanía del viaje que la esperanza, venciendo la cobardía, está dispuesta a transitar.
Joaquina, con los ojos aún rojos, parece ausente. Su parte más fría razona ilusiones y resquebraja proyectos. Su vacío trata de ver el consuelo en la risa de su hermana cobarde y en el bosquejo de mueca de su hermana implacable. Se acaricia el hombro donde las yemas curaron la última herida y se permite sonreír. Se adelanta junto al vestido verde y lo toma de la mano. Ambas se miran a los ojos atravesando la sombra. El corazón se recompone en un el mismo rincón donde la timidez se escabulle.
Juana es la primera en romper el silencio, dando lugar a su voz.
- Es lindo cuando los hechos ahogan las ilusiones. Cuando uno se dejar sorprender por lo inesperado para volver a sorprenderlo. Es hermoso olvidase por un segundo de la inminencia del futuro, del vértigo de la caída, y dejarse ser en el presente. Es una sensación fascinante.
- Eso es calor. - responde Joaquina.
Su voz, con el peso de los cien años perdidos, retumba hasta lo más profundo del vestido azul, habitante del fondo.
Isabel se permite una lágrima.

Cuando los ángeles lloran.

Y cuando un ángel terrestre llora por la vida de un fantasma,
el fantasma cobra vida,su sangre son lágrimas.

Rocambole [Roberto Arlt]

El mundo es desequilibrio
en los ojos húmedos
de las sonrisas azules.

Los bucles de oro
parecen caídos
y la risa carnavalesca
desaparece.

Me siento perdida
cuando los ángeles lloran,
cuando desgarran
con pupilas de sombra.

Porque si ellos no ríen
nadie lo hará
al quedarse sin el aliento
de esas almas sin mar.

Es esa luz que se opaca
cuando nació para brillar
enredada en los cantos
en el calor, en amar
envuelta, segura
en la felicidad.

Por eso no llores
que se muere el mar.
Te ruego: no llores
que no sabré nadar
en los mares oscuros
nacientes en él
prófugos hijos de tus pupilas
sucias de sal.

jueves, 23 de enero de 2014

El otro

Desde mi primer llanto me trataron de arrebatar el nombre. Me perfumaron de letras hilvanadas en una etimología abstracta, creada por los monstruos. Me convencieron de que era eso, un significante vacío con la incertidumbre que debe tratar de resolverse en unívoco entre los 14 y 24 años.
Me sometieron, me obligaron a desear sonreír y emprenderme en el viaje sinsentido de la búsqueda de lo que ellos llamaron "felicidad". Me inculcaron la condenada idea del mal y el bien, de la culpa, del dolor. Me instruyeron firmemente en el control de los impulsos para después juzgarme de reprimido. Me manosearon para llamarme pulcro. Me violaron con la parafernalia de sus imaginaciones ciertas, de sus premisas justificadas en sonidos y en letras. Me arrebataron la libertad de morir en el intento de vivir. Me explicaron que la única forma de ser feliz es existiendo en el indeterminado período de la vida, de modo que lo único importante es hacer perdurar la condenada hora que corre sobre los pasos. Y con eso se llevaron mi elección de estar enfermo, me pincharon, me drogaron, confundieron a mis propias células, solo para que yo viva más y no me convierta en la pieza pérdida de su propia identidad al morir antes.
Pero lo peor de todo, es que en el medio de tanto y tan poco, después de convertirme en ellos, de justificar cada uno de mis movimientos en el sistema lógico de las pautas culturales o anti-culturales -como ellos las llaman- me obligaron a amar. Me insertaron la condena de ser permeable, me arrebataron la indiferencia, para que cada pupila se convierta en el deseo o en la repulsión, para que no pueda vivir sin ellas. Para que busque en cada rincón una respiración que me construya un mundo ficcional en el que me sienta lo suficientemente cómodo para no salir de él. Me clavaron en el centro ese dispositivo que concentra todos tus impulsos en un alguien, o en varios, que te condena en el deseo y la dependencia. Me hicieron débil a la carne y al alma. Con el amor pusieron ese grano de arena en la balanza, suficiente para que dude de hasta que punto ellos me enmascararon, para que sienta demasiado como para dudar del alma y del cuerpo, de la mente. Para que el otro se convierta tanto en mí que yo olvide que soy otro.

miércoles, 22 de enero de 2014

Las tres damas

Tres vestidos con caras de sombra se asoman. Tres cuerpos iguales que mantienen el secreto de su rostro con tres voces distintas. Tres vestidos idénticos de colores cambiantes: uno verde, uno azul y uno rojo.
Tres mujeres que dibujan siluetas con sus brazos y sus palabras a coro, que hilan la verdad con el mismo rigor que las parcas cortan los hilos.
Joaquina, la del vestido rojo, cae al suelo empapándolo de lágrimas. Inunda la tierra de mares salados con sueños deshilachados. Sufre, desde el centro de su ser el incendio de su vacío, que a las tres aplasta, pero que ella, el corazón, no puede soportar.
El vestido azul camina nadando a su lado. Coloca, en el costado izquierdo de la clavícula de la mártir, sus manos para tomarla con fuerza. La sangre brota del hombro de Joaquina en la resistencia a Isabel.
- Lavantate, la fragilidad sin causa es imperdonable. Así termino tu padre por solo saber llorar: muerto en el único rincón de soledad que le quedaba, con solo dos pares de ojos que lo miraban con una culpable compasión y más de mil pupilas que lo observaban sin mirada, indiferentes.
Llorando levanta el cuello bruscamente. Su rostro oculto en el velo de sombra envía la furia a través del río de sangre que emana de su hombro. Sigue sin levantarse solo por ignorar a su razón.
- Hay voces que solo pretenden no estar vacías. Hay palabras que me inundan de las que agarrarme. Hay consuelo en las ficciones y en las páginas. Pero, a fin de cuentas, solo son palabras, moléculas de aire impulsadas, vibraciones con identidades abstractas, manchas de tinta. Y eso, no llena nada, no alcanza, no da calor. - El vestido rojo, con voz ida, blasfema, mientras se arrodilla con más firmeza, ahogando su cabeza en el vientre.

En la esquina sigue quieta Juana. No se anima a llorar. Una envidia la penetra hasta las costillas, llenándole la saliva de hiel al ver a su hermana en el anhelado éxtasis del llanto. Sus venas corren con la misma sangre que le mancha los zapatos originada en aquel hombro de resistencia.
La culpa se viste con su seda verde cuando mira a Isabel. Baja su cabeza de nube. Tiene sílabas atragantadas, pero hoy prefiere callar.

lunes, 20 de enero de 2014

Noche de Insomnio

Oscuro
manos negras que penetran en el rojo
vapor
blanco y mortecino
escapándose del cuerpo turbio
sin alma, que lo apresa
lo cambia
lo deforma sin vuelta atrás.

Los árboles lloran
mientras mi lengua se revuelve
dejándome muda
con la respiración intrincada
llenándome de la impotencia
con las manos llenas
talladas en piedra.

El pasado vuelve una y otra vez
para demostrarme su determinación
su alma invariable
repitiéndose en el infinito
para que yo, impasible
llore mis puños de mármol.

Y todo sucede
el negro a punto de teñirse de rojo
mis gritos ahogados
mis párpados cobardes
que se niegan a descubrir la verdad

para simplemente abrir los ojos
y encontrar un televisor apagado
contra mi cuerpo trémulo.

sábado, 18 de enero de 2014

Disolución

Hoy es uno de esos días donde todo está chorreado. Donde re descubro, olvido, aprendo, sufro, pienso. No lo puedo determinar como esos días, donde todo es la oscuridad iluminada danzando frente a tu cara con risas malévolas que se mofan del infortunio. Pero está cerca. Digamos que el circo todavía no desgarró las ilusiones y que las huellas sensoriales están demasiado húmedas como para ser olvidadas.
Digamos, como dijimos, como dije, con esta voz de ilusión resurgida de ultratumba, que todo chorrea. Mi cuerpo se deshace en el agua del sudor, mi energía se resbala por el suelo y tu olor todavía me baña alimentando el desconsuelo. Nunca te lo dije, pero desde que te conozco se me agudizó el olfato -aunque completamente selectivo-. Es más, incluso he sentido como mi nariz chorrea prolongándose con el único afán de buscar bajo la gruesa capa de contaminantes las moléculas testigos de nuestra efímera cercanía.
A veces tanto perfume, tanto olor, tanto espeso es demasiado y poco a poco me aplasta, me destruye... empiezo por perderme y ya no sé si soy mano, pierna, ojos, aire o pecho. Tanto chorreo que me diluyo en la atmósfera que me instigaste con tu absolutismo. Y del todo me pierdo y olvido, y en el oxígeno dibujo estrellas, y veo pelos pétalos que ya son agua en el centro de la calle. Me persigo a mi misma y me siento perseguida en un abrazo constante con la calidez de lo que fuiste y que ahora soy.
Queseyó. Hoy es uno de esos días donde estoy todo chorreado.

Espectadora.

Últimamente solo sé estallar.
Y no sé si es malo.
Porque estallo para adentro en el propio encierro de mis inexistencias
perdidas, nulas, opacas; como vos quieras.

Todo parece invadirme
pero en el centro
en la periferia
en el vértice más izquierdo de los derechos
se cobija un pedazo de vacío
una alma desnutrida
inmortal
que vaga en los rincones
y pincha
y yo sangro
porque ya no puedo llorar
porque hasta las lágrimas están vacías.

A veces me gustaría tener una razón para llorar
más impotencia da el agua sin sal.
Divago, mato gente
me arrepiento
me mutilo
lo pospongo a después del estreno.
Y me río
en silencio
con pánico a ser descubierta en el delirio.

Que sé yo...
es cansador buscar siempre el equilibrio
desgatador hallarlo y vivir con pánico a perderlo.

Un tornillo perforándome
solo para buscar en desencuentro con la briza
pero yo estática
muda
con los ojos abiertos.
Una espectadora.

lunes, 6 de enero de 2014

Pagando la deuda

"Mal y tarde estoy cumpliendo
la palabra que te dí cuando juré
escribirte una canción"

J. Sabina
Un vaso de melancolía
y la ilusión de estar dormida
con olor a recuerdos
empapan el día.

Es la hora que te debo
la que no pude soñar antes
cuando todo debía ser negro
para poder enfrentarme.

Te regalo un pensamiento
perfumado en el incienso
de las sonrisas que sembramos
con las que soñamos despiertos
con las que jugamos fingiendo
el amor dantesco
donde nos perdimos enteros
para caer llorosos
en el agujero profundo
de las ficciones de seda
y satén negro.

Pero aunque amamos la lucha
en la caída nos perdimos
vos te aferraste a mi cintura
y yo al vacío.
En los segundos de insomnio
en los minutos perdidos
en las mariposas del tiempo
a veces te despido
y aunque no lloro,
pesadumbres respiro
al entender lo crudo
de ser arrojado al vacío.

viernes, 3 de enero de 2014

Insignificancia

Una pequeña
en el trono de la reina
se sintió por primera vez algo
tras eones negros
de soledad azul;
tras lágrimas de vidrio
y sangre en las mejillas.

Pero lo hermoso
es efímero
y aunque el reino era grande
en dos días
estuvo desierto.

Y yo
volví a ser pequeña.

jueves, 2 de enero de 2014

Sutilezas

Yo parpadeo y añado con ello una mirada de re-ojo. Giro, fingiendo ser la pollera que se bambolea con el viento y el baile silencioso bajo el sol. Me siento. Todo esto con la plena conciencia de tus ojos en mis movimientos y en el cielo, de la oscilación de tu atención razonando qué tan arbitrario puede llegar a ser.

-Ambos fingimos- es mi conclusión predilecta, es mi idea favorita mientras sueño con el momento en que tiramos los disfraces por la borda. Aún así no puedo negar el placer de los pequeños misterios, de los espacios en blanco que tendrás que completar para descifrarme y crear tu propia escritura de mis movimientos. Por mi parte, mientras visto mi máscara te escribo en mi misma, te encuentro en los libros -si supieras lo parecido que sos a Aliocha Karamazov te sorprenderías- y juego con tu identidad. Aunque me gusta encasillarte, nunca sos el mismo. Mi propio inconsciente te desnuda los rostros. Lo único que permanece es mi interés y el juego, a veces inocente, que se da entre nosotros cuando bailamos en el asfalto, en la arena, en los baños de una abadía, en una casa en incendio; con nuestras miradas, nuestras manos, nuestras bocas, nuestras voces. Es el ritual del pavo real, el despliegue de los encantos que proyectamos en nuestros párpados ante el poder del sol.

De todos modos, como sabemos, todo es fingido, todo es ornamento, todo es un rodeo a la verdad natural de lo necesario, los suspiros y la sonrisa.

miércoles, 1 de enero de 2014

1-1-2014 - Tarde gris

Ella mira la ventana
tararea una mentira
con ritmo de verdad.

Él aprieta las teclas
y mueve los colores
en el azul de la TV.

Yo espero
leyendo poemas raros
escritos con rutas.

Ella sigue cantando
y me causa gracia,
mientras Mark Ruffalo se viste de mago
gestando nuestra distracción con Haymitch.

Él apaga, prende
baja, respira, juega
y patea el aire con el pie
de una forma netamente perturbante.

Yo observo y miento
como todos los observadores
que fingen tener en los ojos la verdad
mientras esconden
enfermizamente, en un rincón
en un sótano
la ilusión de creer en sus ilusiones.

Ella continúa
distintas partes de su cuerpo bailan con Bob
de una forma sutil pero intensa,
…digamos "una buena proyección".

Él se queda cada vez más estático
mientras sus dedos de la mano derecha
se le revelan recordando las cuerdas
que abandono hoy a la tarde.


Yo me rasco la nariz
mientras le contesto a Ella
que escribo mentiras
y después me río
y ahora le leo.