domingo, 23 de noviembre de 2014

Lapsus

Hay algo que se me fuga
es increíble encontrar el punto donde todo puede ser olvidado
para cambiar de plano e inscribirse en un sueño
en una pesadilla
en un revivir de cosas que no murieron

tu sombra sigue quieta en mi ropero
no se hace mariposa
se sepulta con los trajes y los vestidos
se ensucia con el barro de las suelas
pero sigue mirando de pie
con las manos recorriendo los rostros

pienso en música, pienso  en hospitales
pienso en juegos, pienso en pinturitas
pienso los colores, pienso las risas
pienso no-lugares, pienso sucuchitos
pienso búhos que hablan, pienso remeras hipponas
pienso dedos con anillos, pienso dijes de claves de sol
te pienso
generando espacios en mi para inscribirte
y te siento, porque pensarte es sentirte
porque yo también soy cuerpo y pensamiento
que te duele y que te extraña
que revive lo que ya no existe y modeló un tiempo
que modificó el aire
hasta que un día
no respiraste más.

sábado, 1 de noviembre de 2014

casa

respirar hondo
escuchar en silencio los ruidos de mi casa

la palabra casa tiene un olor a viejo y a oculto
a sombras
a soledades y compañías que se niegan y entretejen

las bocas tienen gusto a chusmerío
a risas tontas en un sillón con olor a té
hasta que suena un teléfono y todo se rompe

casa deviene cristales de colores frágiles
películas dormidas
besos
abrazos
distancias
llegar para encontrar el silencio de una ducha y los ronquidos
calentar un plato de comida en el microonda
cenar con las plantas de la ventana

casa es un nombre que se vuelve amorfo
propio y ajeno
extranjero en la boca
tatuado en los ojos

casa es un punto de partida
casa es un mar de borrones en el piso
casa es el lugar de recrear lugares
casa es escribir sentada con dolor de espalda
casa es volver e irse
casa es traer
casa es música que no quiero escuchar
casa es personas que extraño
casa es una constante
casa es un laberinto con marcas de tránsito
casa es estar sin sentir los relojes que se fugan
casa es yo y no-yo

Cara de Flores

Sé que estás escuchando el sonido a los pétalos de margaritas rotas, que se caen. Sé que podés ver, entre los gajos de tul mal cocido, las espinitas que clavé cuando fui una rosa con ojos. Pero más sé, que resuenan en tus letras los bailes oscuros de las cortinas negras que alguna vez nos prometimos correr. Hay días en que volar es más fácil. Hay días en que jugar a ser payasos es un laberinto con abismos.
Yo me caí. Pero encontré luces en las caídas, encontré las voces de las bailarinas en los recovecos escondidos de mi espalda. Todavía estoy esperando querer conocer París, pero llegué a Venecia y entendí que hay muchos pasos en los caminos de ser feliz. Pasos rojos, azules, fucsias, verdes. Pasos con sonido de reloj, con interferencias de las voces que empaparon los recuerdos.
El presente pasado en que todo se teñía de complicidad, en los que era fácil correr las cortinas y jugar. Dar una vuelta al mundo en cinco segundos y destrozar los sueños de Verne. Hallar en cada destrucción un mundo nuevo, encontrar esencias con flores azules y con alas salpicadas en colores.
A veces extraño querer verte volar con las alitas nuevas y los ojos tapados. Devenir espectadora, devenir escucha, devenir saltando en la calle de la mano, desmembrando canciones con letras borrosas, y tirarse en la arena a planear un viaje que nos lleve muchas vidas.
En el fondo somos felices, y nuestras telas de estrellas pueden mantenernos juntas. En el fondo de todo seguimos en un stop eterno que corre las cortinas para descubrir, porque después de jugar a tener magia, es lo más hermoso del mundo. Hay veces que la distancia nos duele menos que la ausencia, pero las dos son formas de máscaras oscuras.
En un atrás de las cortinas, todavía estoy calentando un té con nombre de Canela.