martes, 31 de diciembre de 2013

Cuerpo de sal

Tiemblan los ojos bajo las sábanas del párpado. No pueden dormir, las olas le han contado historias que perturban su cielo en el porvenir. Por eso bailan, quizá desnudos, en la oscuridad de lo oculto bajo las sábanas de lino blanco con manchas de azul, de la tinta que ansiosa por recorrer no resistió suficientes segundos en el tintero, y se manchó para viajar por el hilo bordado y derrapar en la escalera que la conduce al mar. O quizá todo fue al revés.

Tener en la garganta
la purificación de sal
escrita en tus músculos.

Los dedos se deslizan lentos
los ojos no alcanzan a ver.
Solo está permitido sentir
en la orilla de la piel

un sol frío y húmedo
enredado en la espuma
vestido de mar.

Las pestañas silencian el temblor. Suaves pestaneos desdibujan el miedo o la ansiedad, esconden la desnudez de los trémulos globos oculares. Bailan al rítmico ritual de la calma de los músculos cansados por pisar la arena y la sal.
Ya no solo son los ojos y los párpados, las pestañas, soy yo entera la que, en la calma, tiembla al sentir el frío desnudo contra la piel en el cuerpo húmedo del agua que lucha con el calor de la atmósfera, y son mis sonrisas las que comulgan con los dioses y los demonios. Me fascina cuando los músculos tras la guerra hallan la paz sobre la arena, cuando mi aliento reboza de olas y mi lengua percibe en los labios los polvos blancos del mar. Saben a nieve de estrella, y solo falta ocultarse en la sábana de piel para poder recordar y soñar con otro aliento filtrándose en el mio, empapado de sal.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Miedo / Vacío

Tengo un miedo asombroso. Tan gigante y omnipotente que roza la hermosura, la poesía.
No sé. Esas dos palabras me defienden de las certidumbres de mi propio inconsciente, mi mundo se dibuja y desdibuja en torno a un cuerpo desnudo que alguna vez fue cubierto por un vestido. Todo se engrana, se encastra en el complejo mecanismo de un no-reloj, de lo negativo porque lo positivo es demasiado grande y me da mucho miedo. Miedo. Otra vez, me persigue en moto, en sombras, en sueños. En espacios ficticios donde por fin puedo enfrentarlos y convertirlos en un miedo real, miedo a las desnudez y al deseo de caricias y calor.
No sé. Quizá estoy más vacía de lo que pienso. Quizá el padre Paisius tiene razón y en mis infinitos saberes he perdido la vista del todo, he olvidado que la razón no abarca las sensaciones, los escalofríos, los calores inexplicables, las interferencia de besos que nunca llegarán. He perdido en infinito sobre el que habló Borges -o eso creo-, ese en el que vos crees sin saberlo porque vivís sin buscarle la respuesta a la ansiedad, a la concepción tan abstracta de la sangre en la venas. Los perdí todo y en vano busco recuperarlo encontrando tantas mentiras en el mundo, o mejor dicho tantas ficciones. Nada es real, nada es verdadero pero a la vez tantos creen en las mentiras que es imposible destruirlas sin destruir el mundo.
No sé. Quizá la palabra no esconde la realidad, pero sin duda es un medio para sentirla más allá, o como me ha sucedido a mi, para dejar de sentirla y hallarme más perdida que nunca al chocar de pronto con que lo que me generás o lo que yo misma me genero porque estoy vacía y llena de miedo.

En el centro de la ola
bajo la caída
mojada y desnuda
otra vez.
Tan perdida
pero hallada
en el medio del huracán
del abismo
en el punto justo
en la infamia
del equilibrio.

Ya no soy cuerpo
solo soy la sal
que trata de llenar
la inmensidad
del agua desnuda
sin ropa
al descubierto
expuesta
frágil.

Una
única pregunta
Una respuesta
disfrazada
en el centro 
en la periferia
de lo inconmensurable.

Solo queda la arena
vestida del sólido
que olvidó el mar.

Solo queda el vacío
más material y negro
que el miedo
de que nunca llegaré.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Instintos...

Aire duro
etéreo
pesado danza en el centro
del cementerio
                    o del sepulcro
...cómo saberlo.

Juega conmigo en el laberinto
deseo no-eterno
con el agua en los labios
y la sed en mi lengua.

Me regocija el alma
tocando la piel desnuda de las manos
caprichosas como niñas
corriendo en el parque santo.

Pongo en duda mi ser humano
cuando las moléculas danzantes
penetran tiritantes y peregrinas
en el refugio de mis orificios
inundando mi instinto
de vieja cazadora
de secreta serpiente vestida de leona.

Quizá solo el deseo
es un protagonista en esencia.
Vacía mi aspiración
de intrínseca decencia.

Mentiras
una tras otra
vuelan y ríen
cuando tu aliento inspira el mío
y nunca llega a acariciarlo.
Ira
fuego ensordecedor
en negro traje de desilusión
continúa el viaje eterno
entre vos y yo.

martes, 17 de diciembre de 2013

Deshojarse...

Ya no deshojo margaritas
me parece insulso
porque los pétalos son muy blancos
y después de la tercera ya conozco el resultado.

En el afán de perdurar en tradición
invento juegos nuevos
y sigo con las esperanza prendida
en el último pétalo.

Pero no
ya no deshojaré más margaritas.

Me gustan otras flores que tienen más color
que me hacen acordar más al amor
o a la intensidad
o a la poesía.

Aun así
no me escaparé del todo
deshojaré rosas
de pétalos bordó y pimpollos oscuros
con espinas
para que mientras desnudo su esencia
me desnuden las manos

Así, su último pétalo será verdadera ganancia
fundida en mi sangre
que baña su desnudez
en el centro de mi despojo
envuelto en los mil pétalos
rojos y blancos,
de rosas y margaritas marchitas.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Con la cabeza hirviendo


Tengo ganas de meterme al mar.

Iría corriendo semi-desnuda (me cohíbe la moral)
las veinte cuadras que tengo de mi casa hasta la costa.

cantando algo
con ojos de loca
y filtrando interjecciones
que después pensaría como adjuntos

y entonces
me acordaría de Gramática

y de que tengo exámenes
y sufriría
por eso no voy.

---
Quizá me pegó mal el surrealismo y la culpa de ser una mala profesional... no sé
Quizá los treinta grados de pesadumbres que me taladran
que me anhelan perforar.
Me duele y estoy cansada
porque me cuesta ver más allá
porque tengo pánico al día en que tendré que dar ante el juez mi veredicto final.

Solo tengo palabras
consideradas por más de uno como vacías
Solo tengo un par de testigos
de mi fiebre atolondrada por nimiedades.
Solo tengo finales
y nunca fui buena para dejar atrás.
Solo tengo el cansancio
que me bloquea los ojos
y ya tengo demasiado con las pocas certidumbres de pensar.

---

Y lo más gracioso
es que ni en este estado te olvido
que te veo en todas las palabras
en la fiebre y el no-olvido
que te imagino caminando por esos caminos
en los que te busco y no te encuentro
alumbrado por los faros de mi encuentro
vestido de azul con perfume verde y amarillo.
 En una de esas vuelo
para encontrarte un poquito
y de paso me río porque sinceramente
lo necesito.
descargo tensiones
floto, me proyecto
con la cara del soplón del viento
esperando orgullosa algún premio
o por esfuerzo
o por vanidad
o porque Pavlov me enseñó la espera
y se me cae la baba como a su perro.
Queseyó
es tan basto el destiempo
que no me faltan las ganas de perderme en el desvelo
y dejar de pensar un segundo en las teclas
y en el aburrimiento
Tengo ganas de soñar 
para que el sueño
sea por una vez verdadero
y que las caras que imaginen me esperen en ese lado
de lo que se le puede decir cielo.
Y morir, y vivir, y morir, y revivir
todo al mismo tiempo
en el que vuelo para encontrarte
perfumado de océano
y vestido de verde y amarillo
mendigo ciego
pero esperándome
en ese encuentro
donde tenés tantas caras que me pierdo
donde tengo mil abrazos distintos
para cada uno de tus dedos
y sigo sin saber
y me convierto
en parte de esa tierra que ya no siento
en la inmensidad de todo lo que quiero
en tus ojos
y en las palabras que no puedo abandonar
y que no quiero.
Y me encuentro en el medio del amor
como paisaje viejo
en sepia, en rosa, en negro
pero en un rosa viejo
como las ilusiones de las que nunca escapé cuando era chica
aunque trataba de hacerlo.
Y de pronto si sé algo
sé que te quiero
con tus mil caras
con tu barba y con tu pelo
con tus carboncillos
con tu tintero
con tus juegos y tus golpes
te quiero
con tus gritos
demasiado feos que baño con el olvido y con fuego
pero te quiero
aunque ya no me mimes
aunque ya me mimaste
aunque nunca me viste
te quiero
porque sos uno en miles
te quiero
porque sos una amiga
porque sos algún deseo
te quiero
porque sos el cuerpo que habita en mi inconsciente
yo, con la cabeza hirviendo
te quiero.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Ruido

Ruido.
En medio de mi soledad
solo ruido
ruido sordo
acompañado con zumbidos
que perforan mis tímpanos
y no logran escapar de los oídos.

Ruido
en mi reclusión
solo escucho el ruido
que, como castigo
me recuerda, que en medio, vivo.

En mi centro, en mis latidos
solo hay ruido.
Amorfo
el más trasparente de los ruidos
todo sucio y corrupto
que no me deja seguir
que me invita a escapar
que me llena de frustraciones.

Ruido

y las puteadas atragantadas
con destinatarios definidos.
Ruido
a culpa, a zapatos
a guitarra, a gritos
a pensamientos
a pesadillas
a mis designios
a ausencias
a soledad
a hastío.
Ruido

como dijo Sabina,
"silencioso ruido".

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Isabel en los caballos

Hoy lloró por vos esa parte que nunca lo hace. Hoy, por una ventana empañada de vapor, te recordó. Pero fue distinto, no como esas veces ornamentadas de palabras y caprichos. Hoy lloró como esas contadas ocasiones donde es la verdad la que llora, la que se asoma a la orilla, la que realmente guarda el recuerdo del el calor y el afecto.
Es fácil llorar recordando lo vacío, borrando las puntas desgarradoras de la verdad, conservando solo lo bueno. Y como es fácil de inducir es la mejor manera de que no te vayas, de que te estanques mientras uno te pinta de héroe y el otro de sonrisa.
Pero no. Hoy lloró ese rincón de la conciencia que realmente te extraña, que tiene tatuados los sinsabores y los ínfimos instantes en los que te amó. Hoy lloró porque se acordó de cuando galopabas y los atravesabas con las herraduras de tus carboncillos. Hoy lloró porque dejó salir por un segundo lo que tiene sepultado bajo el universo, lo oculto, lo que realmente duele. Hoy lloró por el egoísmo de ser infeliz, por tenerte como excusa y porque realmente no estás. Porque te fuiste muy lejos y no lo puede superar, porque ya no tuvo que pensar un solo recuerdo tuyo para llorar.
Y te blasfemó mil gotas por cada centímetro de piel que va olvidando. Ya no recuerda que tan aguileña tenías la nariz ni si siempre fuiste tan flaca. Se le desdibujan los bordes de las primeras y las últimas imágenes, y te volvés difusa en su mente y te convertís en uno de los miles de desgarros en esa mínima parte del presente.

---
Mientras cruzo Strobel y esquiú
se oyen enteros los gritos
de mi garganta mojada
aquel día nublado
en que decidiste partir.

Por el vidrio sucio
reaparecen mil canciones
que rememoran
una a una la sensación
de saberte perdida.

Y corruptas
como todos los prófugos
se escapan dos gotas
inmundas de sal
que caprichosamente
lamen tus pasos.

---
Será que mientras me quejo
de quienes te atesoran
por guardarte con grilletes
soy yo quien te cercena
en el afán de retenerte.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Estado mental: Jane y el alrededor

Hoy, particularmente, me siento en una burbuja de cristal duro. A mi al rededor hay fuego, hay lo muy bien llamado "quilombo" mientras yo tomo el té junto a Jane, ambas sentadas mirando hacia el sol de arriba, imaginando bajo nuestros pies descalzos las maravillosas tierras de Pemberley.
 -Ventajas de estar casada- dice Lizzie riendo mientras por los ojos se le escapa un brillo hacia Darcy que se encuentra mirándola a lo lejos desde el borde del río (sí, es una burbuja grande).
De este lado, seguimos con Jaime, Jane y su comitiva dilucidando la mejor forma de enfrentar todos esos inventos verosímiles que crearon a su al rededor. No estoy segura de porqué pero cada palabra que escucho hace expandir mi burbuja y me hace aún menos consciente de mi alrededor.
Alrededor... el concepto crece proporcionalmente a la burbuja y mientras más lo olvido más trata de aparecer en sonidos, en noticieros, en estados de Facebook, en la pregunta de mamá, en la preocupación de papá.
Y entonces yo me acuerdo de que los términos "alrededor", "sociedad" y sus campos semánticos (propiciados por mis escasos aunque funcionales conocimientos de marxismo) me resultaban interesantes. Por lo que me disculpo con mis amigos del té y me retiro un segundo, sin faltar a la ceremonia de la educación y el saludo (Jane es moralista, así que con Jaime decidimos comportarnos bien para no incomodarla, nos es más placentero que forzoso).
Al asomarme en el diminuto recoveco de la burbuja donde todavía puedo ver el mundo la ceniza me hace estornudar. Miro las corridas, las balas, los vidrios rotos y mis dudas sobre la propiedad; pongo en jaque mis ideas pero no logro reconciliar muchos de mis sentimientos. Me invade la profunda tristeza de ver que nadie lucha enserio, que las manos toman mucho más que lo primero y se justifican en el capricho. Un oscuro punto, una aguja me inyecta de amargura sembrándome la irremediable necesidad de volver a mi burbuja. Pero el saber que volver no es cambiar el alrededor sino ser cómplice en el desconocimiento me genera un conflicto interno que me recuerda a la lucha de Elizabeth al leer a Darcy, generando un cambio en su actitud, una maduración al poder separar sus prejuicios y preceptos de la acción real y generar una verdadera integración mediante la aceptación.

Escribo sin pensar demasiado las palabras mientras mis dos extremos me arrebatan. Quizá debería escuchar lo que alguna vez leí de Camus y dejar de separar el arte del mundo... al fin y al cabo si el arte no tiene una función social yo no vería a Austen en las relaciones del mercado.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Estoy encaprichada
el sentimiento de furia e impotencia
me atraviesa de manera inevitable
                                           catastrófica
                                                   catatónica
Quizá sigo siendo la niña que pensé que fui.
Quizá simplemente soy así,
un arquetipo de persona demasiado matizada
llena de bordes, demasiados límites
que me arrebatan la forma y me desintegran.

Quizá soy demasiado unidimensional
y no puedo aceptarlo
por eso me impregno de palabras complejas
de trascendencias, de ideales
de vahos exóticos
de miles de clichés aspirantes del estilo elevado que usó
mintiendo, como todos, Dante
                                         o algún otro.

Pero quizá aún estoy encerrada
en el centro de lo incomprensible
y cada sílaba es un grito callado
en medio del cataclismo, del sismo
                                          descompensador
                                                          ficticio
                                                              real
mientras el sonido son las murallas chinas
que me contienen evitando que rebalse
que me exceda,
que viva más allá de mis límites pequeños.

Por eso me encapricho
en vencer mis ataduras
pero me someto a abandonarme cuando fuerzo
el destino de mis dedos en las letras
cuando castigo al verbo más puro
por no dejar de parafrasear mis mismas promesas.

Quizá la solución simple es ser
ser agua, tierra, fuego
o aire
probar y degustar cada molécula del mundo
para descubrirme sensorial, metafísica, mentirosa
como me devuelva el espejo en mis infinitas formas
en mis limitados átomos que nunca se quedarán quietos
que no me dejarán jamás descansar en paz.


jueves, 5 de diciembre de 2013

Simpatías de papel

Watson,
 Ron, Roran, 
Charlie, 
Darcy, 
Aguilufo,
Watson,
Mauricio, Pablo
Sirius,
Beowulf,
Knightley...

Podría seguir mil años y los seguiría amando, 
construyendo y desconstruyendo
La literatura tiene esa forma seductora de dibujar esbozos de lo deseado. 




-Quizá por eso te escribo tanto...

- capricho -

Me desperté con un nombre en la boca
no era el tuyo
y en la ironía de abrir los ojos
eso, fue lo único que pensé.

con la deuda en el medio de mi entraña
muriendo por volar
pulsando en el centro de las letras
que me sentencian a matar.

Un día, de los contados
me dijiste, sin labios
que te fascinaba lo desconocido
que oculto bajo el velo vacío te desconcierta
te atrapa, te vence
fue irónico, porque no te gusta perder.

Desde esa vez
que me rompo la cabeza
que deshojo mis propias pestañas
que desmiembro mi entereza
por ser el desconcierto
como víctima de mi propias bajezas.

Y se que es en vano
porque no por hermoso
sale el sol.