domingo, 15 de diciembre de 2013

Con la cabeza hirviendo


Tengo ganas de meterme al mar.

Iría corriendo semi-desnuda (me cohíbe la moral)
las veinte cuadras que tengo de mi casa hasta la costa.

cantando algo
con ojos de loca
y filtrando interjecciones
que después pensaría como adjuntos

y entonces
me acordaría de Gramática

y de que tengo exámenes
y sufriría
por eso no voy.

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Quizá me pegó mal el surrealismo y la culpa de ser una mala profesional... no sé
Quizá los treinta grados de pesadumbres que me taladran
que me anhelan perforar.
Me duele y estoy cansada
porque me cuesta ver más allá
porque tengo pánico al día en que tendré que dar ante el juez mi veredicto final.

Solo tengo palabras
consideradas por más de uno como vacías
Solo tengo un par de testigos
de mi fiebre atolondrada por nimiedades.
Solo tengo finales
y nunca fui buena para dejar atrás.
Solo tengo el cansancio
que me bloquea los ojos
y ya tengo demasiado con las pocas certidumbres de pensar.

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Y lo más gracioso
es que ni en este estado te olvido
que te veo en todas las palabras
en la fiebre y el no-olvido
que te imagino caminando por esos caminos
en los que te busco y no te encuentro
alumbrado por los faros de mi encuentro
vestido de azul con perfume verde y amarillo.
 En una de esas vuelo
para encontrarte un poquito
y de paso me río porque sinceramente
lo necesito.
descargo tensiones
floto, me proyecto
con la cara del soplón del viento
esperando orgullosa algún premio
o por esfuerzo
o por vanidad
o porque Pavlov me enseñó la espera
y se me cae la baba como a su perro.
Queseyó
es tan basto el destiempo
que no me faltan las ganas de perderme en el desvelo
y dejar de pensar un segundo en las teclas
y en el aburrimiento
Tengo ganas de soñar 
para que el sueño
sea por una vez verdadero
y que las caras que imaginen me esperen en ese lado
de lo que se le puede decir cielo.
Y morir, y vivir, y morir, y revivir
todo al mismo tiempo
en el que vuelo para encontrarte
perfumado de océano
y vestido de verde y amarillo
mendigo ciego
pero esperándome
en ese encuentro
donde tenés tantas caras que me pierdo
donde tengo mil abrazos distintos
para cada uno de tus dedos
y sigo sin saber
y me convierto
en parte de esa tierra que ya no siento
en la inmensidad de todo lo que quiero
en tus ojos
y en las palabras que no puedo abandonar
y que no quiero.
Y me encuentro en el medio del amor
como paisaje viejo
en sepia, en rosa, en negro
pero en un rosa viejo
como las ilusiones de las que nunca escapé cuando era chica
aunque trataba de hacerlo.
Y de pronto si sé algo
sé que te quiero
con tus mil caras
con tu barba y con tu pelo
con tus carboncillos
con tu tintero
con tus juegos y tus golpes
te quiero
con tus gritos
demasiado feos que baño con el olvido y con fuego
pero te quiero
aunque ya no me mimes
aunque ya me mimaste
aunque nunca me viste
te quiero
porque sos uno en miles
te quiero
porque sos una amiga
porque sos algún deseo
te quiero
porque sos el cuerpo que habita en mi inconsciente
yo, con la cabeza hirviendo
te quiero.

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