martes, 9 de febrero de 2016

Huir

(con el ritmo de "Tan joven y tan viejo")
Tengo en el centro una estrella que llora,
un presa que corre en círculos en su celda.

Hay secretos que se repiten en el idioma propio que me rehúso a aprender.
Sabina me resuena en las ausencias de mi vida
en todos los riesgos que no quise tomar.
La calle me refleja como todas las posibilidades que se niegan,
el mundo me mira sin querer mirarme a mi.

Soy los restos de lo que en el fondo quiero ser
soy mis alas que rompí,

esclava de un exterior que me carcome, cuyas reglas me superan, cuyas cadenas me acomodan
y me libran de mi;
soy todas esas lagrimas que no puedo llorar en mi progresiva deshumanización.
Mi espejo me refleja con más números,
mi independencia se ríe de mi.
Me siento tan sola, en el fondo de mi cuerpo,
entre hojas de textos que no quiero leer.
Ansío irme tan lejos que el planeta me asfixia,
el universo es un tupper del que no puedo salir
la vida se me antoja ante una ansiedad insaciable
el tiempo es un reloj de arena suspendido en cada grano.

Los pies, las piernas y el pasto, detenidos.
En mis sueños nunca puedo terminar de avanzar,
sigo en la misma calle que quiero cruzar pero nadie me atropella, pero nadie me quiere dejar escapar.

Solo un escenario vacío se figura refugio
y sigue siendo mentira,
porque todos los besos que beso fueron la ilusión de aprender a morir.

Cada improvisación es un racconto de una vida no pasada
no futura
cada llanto es la reiteración de todo lo que perdí.

(los ojos de tus ojos no dejan de mirarme
mis ojos no quieren ya mirar en el fondo de esta caída infinita,
de este llanto que no se para de llorar)

La libertad se transfigura en la dependencia

y todo lo que deseo es irme (a la mierda) de acá.

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