jueves, 6 de febrero de 2014

Retorcijones en el pecho

Ojos rojos. Ansiedad. Ojos más rojos. Suspiros y palpitares. Raccontos.
Visiones perdidas en el medio de las palabras. Música.
Selecciones inconscientes: desnudez.
Laberintos tallados en la mente. Soluciones imprecisas, dolorosas, mentiras.
Todas mentiras. Empañar recuerdos con el futuro y el miedo. Frío, abismos. Vértigo en la incertidumbre del deseo no cumplido.
Vos. Yo. Milímetros en kilómetros. Kilómetros de cadáveres imaginarios.
Dos vos. Un solo yo que lucha por no ser nada más que sangre en la piel pintada de sol.
Ansiedad crónica. Búsqueda de respuestas. Preguntas no formuladas.
Tonta, no existe lo implícito.
Tonta, no existe lo explicito.
Solo podés volar. Fingir escapatorias en cielos anaranjados. Violáceos, azules.
Fingir, siempre ante todo. Ocultar para ser descubierto pero nunca primero. Miedo.
¿Miedo a ser culpable o a parecer inocente?
No sé.
Excusas. Siempre sabés, incluso cuando no. Excusas. Igual que las flores rojas.
Pero me gustan más las azules aunque no las toque, aunque no las vea. Aunque solo las huela.
Olor. El mismo que sentí cuando llegaste y no lo sabía.
El único que reconozco.
Dame tiempo, ya hay otro vos en camino.
¿O no?
¿Sos el mismo?
No. Yo soy la misma.
Pero cambié.
Y ahora, estoy esperando flores rojas.

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