miércoles, 12 de febrero de 2014

Ya no quiero más retener los mil duendes que corren por mi boca. Yo no quiero más temblar en el pecho por deseos frustrados. Yo no quiero más el pánico de pensarte lejos.
No quiero, me niego, me revelo contra la naturaleza y el protocolo del ritual al que pretendo jugar en medio del fuego. No lo aguanto y ya no resisto el ser persona cuando atesoro mil magias cósmicas concentradas en dos iris que nunca llegan a mirarme.

La lágrima
corre sola por el abismo
entre la nariz y el pecho
trémulo que teme
tu mirada indiferente,
que teme el trecho
entre tus pestañas
y las otras.

Su cause ácido
quema hasta el centro
llora sobre sal
la misma agua
sucia y rota
perdida en otras comisuras.

No te rías.
No lo entendés
porque nunca viste
mil estrellas es tu ojos,
porque nunca sentiste 
palmas quemadas por el sol
que hiela en tu ausencia.

Estoy quemada
en las palabras y los dedos
que me fraguan
cuando Silvio se funde
en un poema perdido
que inició en mi mente con
tu Nombre.

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