martes, 25 de febrero de 2014

Un par de recurrencias...

La hoja en blanco y el intento fallido de escribir en tercera persona.
Soy demasiado auto-destructiva como para ser de otra forma.

En el centro de mi propio universo no soy más que nada,
así que debo solo ser en las palabras.
Por eso empiezo con Yo.


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La  arena en los dedos, seis caras que no cumplen con la famosa regla de los pares.
Miradas cruzadas y el capricho enceguecido.
Risas de estruendo que tapan la luna y oscurecen mi luz,
una huida,
seis escapes hacia infinitos universos en los que coexistir.
Manos rozándose y tres recuerdos. Uno de ellos mentira. Otro realidad. Otro sueño.
Dos hermanas separadas por los ojos tristes que no se encuentran
un lucero que brilla más que la luna que se quedó sola sin ser parte del juego.
Un calor magnético emanando de nuestro propio poder
volver a creer en controlar el mundo con la palma
ser por primera vez el sol que nutre nuestras venas.
Ser plena en el encuentro. Resignarse a la soledad.
Las ambivalencias del no tiempo en un solo momento.
Ya.

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