sábado, 8 de marzo de 2014

No soy la lluvia cayendo
en gotas multicolores
que pintará los paisajes
tatuados en pupilas andantes.

No.

No seré el viento arrasador
intrépido e impío
que desnudará tu alma
para convertirla en mía.

No.

No fui yo la magia
que me guió un día
por los bosques oscuros
y te construyó encendida.

No. Ya no.
Ya no hay nada en mi misma
ni en los dedos
ni en las caricias perdidas
que llenen los vacíos enteros
que hechicen la dama perdida
en la lluvia, en el viento
en la más alta cima
de donde cae suspendida.

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