Silencio sin luces
hemisferios abiertos
cascadas que fluyen enteras entre los nuestros
tus lágrimas tejiendo mis horas
mis horas deshaciéndose en lágrimas
dos manos viejas que dibujan en plegarias.
Vos, en el fondo del día
un sol que no deja de latir
cien corazones enfermos
que te vieron sola partir
una valija con sonrisas de futuro
una tumba que festeja el carnaval
siete flores que se llevan la cordura
gris, que inunda la ciudad.
Ella, renaciendo en margaritas
como las rosas que pintaba en la pared
tu sonrisa tibia de recuerdos de almacén
más de ocho añoranzas perdidas
cuatro manos que acaban de correr
y yo sola cantándole a Sabina
olvidado y queriendo renacer.
Hojas sucias esperando ser leídas
por los ojos empañados de volar.
Alas tristes que dibujan despedidas
mi ángel aguardando despegar.
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