La tela se resbala por tu hombro. Es
un correr de gota lento, fugaz y tibio.
No puedo dejar de imaginarte como el
camino infinito de tu ropa. Un límite entre el cielo y el suelo, cuyo recorrido
es inabarcable.
Demás está decir lo que espero de tu
boca cuando beso.
Demás está decir lo que espero de tu
hombro y de tus pecas.
Demás está decir cómo siento la caricia que nos recorre.
Demás está decir que quiero
recorrerte en laberinto.
Demás está decir que no llegué a acordarme
de que no quiero volver.
Demás está decirte…
Los pétalos de los yuyos húmedos que
aún no tocaste, se marchitan.
Mis ojos te dibujan en el aire. La suspensión
es sucesiva en el movimiento.
Quiero que lo cantemos con sonrisa.
Ojalá supieras que te miro, que te
beso y te recorro.
Ojala que lo sepas y que no me
conozcas.
Ojala que lo sepas y, sin conocerme,
me permitas caminarte.
En tu cuerpo hay una proyección de
lo que anhelo.
En tu cuerpo hay un mundo disfrazado
con tu espalda.
En tu cuerpo hay una casa que me
alberga y da calor, cuando el recorrido se cansó de comenzar en los zapatos.
La tela, que aun corre por tu
hombro, te desnuda.
La tela, que yace en mis manos me
abre la puerta al descanso con el que comienzo mi viaje.
Y, mi viaje, es el otro.
Vos.
qué hache de pe....
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