lunes, 1 de junio de 2015

La tela se resbala por tu hombro. Es un correr de gota lento, fugaz y tibio.
No puedo dejar de imaginarte como el camino infinito de tu ropa. Un límite entre el cielo y el suelo, cuyo recorrido es inabarcable. 

Demás está decir lo que espero de tu boca cuando beso.
Demás está decir lo que espero de tu hombro y de tus pecas.
Demás está decir cómo siento la caricia que nos recorre.
Demás está decir que quiero recorrerte en laberinto.
Demás está decir que no llegué a acordarme de que no quiero volver.
Demás está decirte…

Los pétalos de los yuyos húmedos que aún no tocaste, se marchitan.
Mis ojos te dibujan en el aire. La suspensión es sucesiva en el movimiento.
Quiero que lo cantemos con sonrisa.
Ojalá supieras que te miro, que te beso y te recorro.
Ojala que lo sepas y que no me conozcas.
Ojala que lo sepas y, sin conocerme, me permitas caminarte.

En tu cuerpo hay una proyección de lo que anhelo.
En tu cuerpo hay un mundo disfrazado con tu espalda.
En tu cuerpo hay una casa que me alberga y da calor, cuando el recorrido se cansó de comenzar en los zapatos.

La tela, que aun corre por tu hombro, te desnuda.
La tela, que yace en mis manos me abre la puerta al descanso con el que comienzo mi viaje.
Y, mi viaje, es el otro.

Vos.

1 comentario: